No es la doma clásica una de las especialidades deportivas con más adeptos en Extremadura. Ni siquiera es la variante dentro del mundo de los caballos que más practicantes reúne; este título lo ostenta el salto. Sin embargo, Mercedes Leal, una joven cacereña de 17 años, se dejó seducir desde muy pequeña por la elegancia y la gracilidad de movimientos de los corceles que tienen un don especial.

Esa facilidad para ejecutar con asombrosa disciplina las diferentes técnicas que permiten disfrutar de una estética sin parangón. Es la fusión casi total entre el hombre y esa bestia de belleza extraordinaria. Una amistad compartida que se difumina en los arcanos del tiempo. Una experiencia inigualable para los sentidos.

La actual campeona extremeña de doma clásica es vehementemente consciente del prodigioso privilegio que disfruta. Es una afición cara --alrededor de 20.000 euros anuales supone mantener un caballo y competir en diferentes torneos nacionales--, pero la gratificación que provoca sumergirse en ese mundo de sensaciones de ida y vuelta no entiende de matemáticas.

Leal no cuenta con ayudas, subvenciones o patrocinios. No las ha pedido. Pero reconoce, no sin cierta timidez e inocencia, que tampoco ninguno de los responsables deportivos extremeños se ha interesado por su trayectoria, pese a estar clasificada en los Nacionales de los últimos años entre las diez mejores amazonas del país. "Ni siquiera sé quién es el representante de la federación", revela con espontaneidad propia de su atalaya juvenil. Ni una palabra de ánimo, ni un reconocimiento, ni una enhorabuena: "no nos han dicho ni estamos aquí".

La amazona y su familia sostienen en su totalidad los gastos que supone el mantenimiento de los caballos, los desplazamientos, las inscripciones, el alojamiento, los entrenamientos... Una afición que, francamente, no muchos pueden permitirse. Cerca de 2.000 euros cuesta participar en cualquiera de los campeonatos que existen a nivel nacional. Un caballo dotado para la doma supone un desembolso de entre 90 y 120 mil euros (en torno a 15 y 20 millones de pesetas). Suerte que ´Romero de la Mata´, nombre de la montura con la que compite, es propiedad de su tío Juan.

Pero ella no se arredra en ningún momento. Le puede su pasión. Sabe que no podrá, probablemente, dedicarse a esto. Y no es para ella lo más importante. "Quiero disfrutar todo el tiempo que pueda de ello, pero sé que en un par de años tendré que ponerme a estudiar y habré de dejar la competición".

A partir de ese momento se dedicará a la medicina. Los susurros a sus amigos cuadrúpedos tendrán que dilatarse en el tiempo. Aún así, siempre sacará momentos para reencontrarse con ellos. Ni quiere ni podría permitírselo.