El tabaco desapareció ayer definitivamente de bares y restaurantes franceses, en virtud de un decreto del Gobierno que, en el caso de no ser respetado, supondrá la aplicación de multas para los infractores.

El pasado 1 de febrero entró parcialmente en vigor ese decreto que prohíbe el tabaco en lugares públicos cerrados pero que aplicaba entonces una moratoria de once meses para bares, restaurantes, discotecas y casinos.

Con el paso al nuevo año el decreto es de aplicación plena y no habrá más moratorias, según el Ministerio de Sanidad que, sin embargo, ha concedido que en el primer día de 2008 no haya controles por parte de las autoridades.

Sí los habrá a partir de hoy en los cerca de 200.000 locales afectados por la medida, donde encender un cigarrillo puede costar al infractor entre 68 y 450 euros (100 y 662 dólares), mientras que los propietarios del establecimiento deberán pagar multas de entre 135 y 750 euros (200 y 1.100 dólares).

El único refugio de los fumadores en bares y restaurantes serán unos recintos herméticamente cerrados, con sistemas de extracción de aire independientes de la ventilación del resto del local, y donde no podrá haber prestaciones de servicios, así como en terrazas abiertas.

De este modo Francia se une a otros países que, con anterioridad, han dispuesto la prohibición de fumar en lugares públicos, con el argumento de la defensa de la salud.

DESCENSO En el caso de Francia, cada año hay 66.000 decesos motivados por el tabaquismo activo y unos 5.000 más por tabaquismo pasivo, según el Ministerio de Sanidad. Los propietarios de cafeterías y restaurantes y, en especial, los de 20.000 locales bares que también venden tabaco, han expresado su malestar por esta normativa y temen un descenso de ingresos de cerca del 25%, al menos en los primeros meses de la prohibición.