El matador de toros extremeño Alejandro Talavante, herido de carácter menos grave ayer en la plaza de Valladolid, tendrá un período de recuperación de entre ocho y diez días, según los médicos que le intervenieron en la enfermería.

El tratamiento aplicado ha sido "de refrescamiento de borde, exploración quirúrgica, reparación de lesiones y drenaje", dijeron los doctores Zósimo de Gregorio y Antonio María Mateo.

Tras la operación en el quirófano de la plaza, Talavante fue trasladado en ambulancia al Hospital Campo Grande de esta capital, donde quedó ingresado.

La cornada está localizada en "la cara interna del muslo izquierdo, con trayectoria ascendente, que abre fascia y contunde el músculo sartorio y vasto interno", según el parte médico.

La cogida se produjo en los primeros compases de la faena de muleta al último toro de la tarde cuando el diestro iniciaba un pase por alto. El animal le prendió por el muslo y le derribó.

El toro que le produjo la cornada pertenecía a Verónica y Pedro Gutiérrez, hijos de El Niño de la Capea.

LOS COMPROMISOS Alejandro Talavante estaba anunciado para torear hoy en Jerez de la Frontera (Cádiz) y el próximo martes, 15 de mayo en la Feria de San Isidro de Madrid. Además, tiene previsto dar la alternativa, el 26 de mayo, al novillero cacereño Emilio de Justo en el transcurso de la feria de Cáceres, dentro de una terna que completa Cayetano Rivera Ordóñez.

Por otra parte, y según recoge Mónica Alaejos para el portal mundotoro, el diestro extremeño resultó herido de pronóstico menos grave en el decepcionante festejo que abría la Feria de San Pedro Regalado de Valladolid. El extremeño, que nada pudo hacer con el deslucido tercero (silencio), fue cogido en los albores de su faena al sexto.

El Cid, con el que abrió plaza, protagonizó una faena intermitente que encontró el punto álgido por el pitón derecho cuando el torero consiguió ligar los muletazos dejándole la muleta muy puesta y evitando la huida del toro a chiqueros. El cuarto fue devuelto y el sustituto de Los Bayones fue complicado y descompuesto, tiró gañafones a la muleta del sevillano que no pudo lucirse en ningún momento

La falta de raza del segundo, que cortó el viaje con una embestida incierta impidió el lucimiento de Castella. El quinto, otro sobrero de Los Bayones nunca fue fácil de templar y la faena transcurrió entre enganchones y probaturas. La terna la completaba Sebastián Castella, que logró palmas y silencio.