Una de las muchas atrocidades que cometieron los nazis con víctimas del Holocausto durante la segunda guerra mundial fue utilizar su piel para encuadernar libros.

Numerosos testigos que participaron en los juicios de Nuremberg declararon que en los campos de concentración era frecuente ver pieles humanas colgadas para su secado. Luego, los nazis les daban distintos usos, entre ellos la encuadernación de libros. También la utilizaban para fabricar pantallas, guantes, bolsos de mano e incluso sillas de montar, que eran regalados a determinados oficiales o a los vigilantes.