EL AYUNTAMIENTO decidió ayer derribar el inmueble en el que el jueves se produjo una explosión de gas que ocasionó cinco muertos, entre ellos una mujer y sus tres hijos, por el riesgo que conlleva mantenerlo en pie. El alcalde explicó que "no derribar toda la estructura representaría un riesgo para bienes y personas". Las últimas lluvias, algunas torrenciales, han hecho que el agua se filtre por el interior, donde siguen en pie dos plantas, y haya llegado a los cimientos. Por otro lado, el vecino que reside en el edificio colindante y los seis que viven en otro anexo, regresaron a casa. F. G.