La presencia masculina en los salones de estética es habitual, y muy superior a sus solicitudes de cambio quirúrgico. Hombres que han superado los 45 o 50 años son clientes habituales en los servicios que aplican tratamientos faciales con ácidos que eliminan las capas externas de la epidermis. Con ellos borran temporalmente las arrugas de expresión muy pronunciadas.

También crece la apetencia masculina por los programas que combinan una dieta natural pautada, con los suplementos vitamínicos, enzimáticos o nutritivos susceptibles de mantener un aspecto saludable y rejuvenecedor en quienes los toman de forma organizada y regular. Los programas contra el envejecimiento suelen gustar a los hombres, que los ven algo más propio de la masculinidad que la cirugía estética.

Como continuación del capítulo anterior, crece el interés masculino por los preparados naturales que intentan mantener activas las cualidades neuronales, la memoria, la capacidad de concentración y la aptitud para desarrollar actividades intelectuales que, en la práctica, pueden desarrollar hasta edades mucho más avanzadas que sus padres o abuelos. El ámbito de las sustancias que fortalecen las funciones cerebrales es un campo en clara expansión.