El tercer día consecutivo de temporal sobre Cataluña fue menos dañido en números absolutos que el primero pero dejó claro cuál es el talón de Aquiles del territorio en caso de inclemencias meteorológicas: las infraestructuras ferroviarias. Las carreteras, excepto en los puntos negros por todos conocidos, aguantó el chaparrón como si se tratara de una hora punta de mayor duración. Pero la red ferroviaria de Renfe se ahogó.

Los usuarios de las líneas de Cercanías de Renfe del área metropolitana de Barcelona se libraron ayer de los monumentales retrasos del día anterior. Pero la suerte fue esquiva con los pasajeros de Tarragona, que por segundo día se despertaron con las líneas a Reus y a Cambrils cerradas, la primera parcialmente, informa Esther Celma. Los 20 centímetros de agua acumulados en un tramo de 100 metros de vía en la zona de Tres Camins, donde cayeron 200 litros por metro cuadrado, impedían el paso.

Hubo tensión en los andenes. Los autobuses que suplían el servicio en los tramos cortados eran insuficientes, pero peor era la falta de información "Llevamos más de cuatro horas de peripecias y nadie explica nada. Esto es una birria de servicio", denunció Lluís Maria Fabregat, un viajero de 62 años.

Por otra parte, indicar que la Generalitat decidió ayer activar tres planes de emergencia a la vez y en un mismo sitio: el de inundaciones (Inuncat), el de seguridad química (Plaseqta) y el de contaminación en el mar (Camcat). La inundación de la petroquímica de Tarragona, entre esa ciudad y Salou, provocó ayer esta situación excepcional en un radio de solo una decena de kilómetros.