Cuatro personas han muerto en las últimas 24 horas en California víctimas de accidentes producidos por el intenso temporal de lluvia y nieve que desde el viernes azota este estado de EEUU. El Servicio Nacional de Meteorología destacó ayer que se trata de las lluvias más intensas registradas en la región en los últimos tres años. La ciudad más afectada, de momento, es Los Angeles, donde varias escuelas, edificios públicos y museos se encuentran inundados. La buena noticia es que a gran parte del medio millón de hogares que el sábado se quedaron sin luz les fue restablecido ayer el servicio. Poco más de 7.000 casas permanecían sin electricidad.

En realidad no es uno, son tres temporales, empujados hacia la costa por los vientos del Pacífico; no tocaron tierra con la virulencia que habían predicho los meteorólogos, pero aun así han derivado en un fin de semana de pesadilla. La extrema sequía que padecían desde el 2004 hace temer que, con el exceso de agua, se produzcan corrimientos de tierra. Los vecinos de Malibú, hace apenas dos meses afectados por una ola de devastadores incendios, han pasado en poco tiempo de combatir el fuego a achicar aguas. En los puntos más altos se esperaba que se formaran ayer capas de 20 centímetros de nieve.

La policía informó de que entre el viernes y la mañana del sábado hubo 525 accidentes, una cifra no solo muy superior a la de una noche normal sino tres veces más alta que la registrada la última noche de lluvias, el día 28.

Una situación similar se vivió en México, donde una nevada causó hasta el momento seis muertos y los vientos han destruido 5.000 viviendas.