La madrugada del pasado miércoles, cuatro encapuchados, armados con cuchillos y una pistola, retuvieron y torturaron durante hora y media a un empresario en su chalet de Vilafortuny, una urbanización residencial entre Cambrils y Salou, que en pocos meses ha pasado a ser el paradigma de la tranquilidad al exponente de la inseguridad ciudadana.

La víctima, que vive sola, llegó a su casa sobre la una de la madrugada y, al desconectar la alarma, le encañonaron, le ataron de pies y manos y le amenazaron con amputarle los dedos si no revelaba dónde guardaba el dinero. El empresario logró huir por la puerta del garaje, con el mando a distancia en la boca, mientras los atracadores revolvían la casa en busca de objetos de valor. Ya en la calle, sus gritos alertaron a un vecino y avisó a la policía.

No ha trascendido el botín que consiguieron los atracadores. "Ya no dormimos tranquilos", explicó una vecina de la calle de Granada. La mujer añadió: "Todos nos preguntamos quién será el próximo". Otro vecino de la calle de Andorra confesó: "Nos queremos vender la casa, no soportamos tanta tensión, es imposible vivir aterrorizados".