Me vienen nuevos recuerdos, es lo que ocurre cuando se tiene cierta edad. Me vienen recuerdos de hace muchos años. Este continuo hablar de la crisis y de cómo el capitalismo ha saltado por los aires me ha situado en la década de los 80. Se organizaban en aquella época en el hotel Zurbarán de Badajoz unas cenas al estilo de las madrileñas del Club Siglo XXI. En uno de aquellos encuentros el invitado fue el periodista Emilio Romero . Asistían unos trescientos invitados, la flor y nata de la sociedad de entonces. Había amplia representación sindical, política, empresarial, financiera y periodística. Pregunté al insigne personaje por una tercera vía toda vez que las fórmulas del comunismo y del capitalismo se demostraban fracasadas. Para qué preguntaría semejante cosa ¡Vaya chaparrón que me cayó en medio de toda la concurrencia! ¡Que si se notaba que no leía prensa internacional, que si el señor Reagan y la señora Thatcher habían conseguido tales y cuales logros. En fin, que me puso de ignorante para arriba. Orgullosa le sostuve la mirada durante toda su diatriba mientras pensaba qué había dicho para que se pusiera tan rabioso y dedicara su preciado tiempo a destriparme.

Andado el tiempo se vio que las políticas de Thatcher y Reagan habían fracasado y me acordé de Emilio Romero y de aquella terrible noche. Luego se vio también, tras la entrada en Rusia como caballo desbocado y sin freno, que el capitalismo solo había creado corrupción y miseria para la mayoría. Volví a recordar al periodista Romero. Ahora, expuestas las vergüenzas del liberalismo más salvaje, he vuelto a recordar. Ya no preguntaría nada. La tercera vía no es otra que la socialdemocracia. Es ahí donde hay que seguir insistiendo. Quizás el experimentado periodista ya lo sabía pero le ponía furioso reconocerlo.