La malnutrición se ceba en los ancianos. Entre el 30% y el 60% de las personas que viven en residencias de la tercera edad tienen problemas nutricionales, alertó ayer el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEG), Isidoro Ruipérez, y este déficit alimentario también afecta al 50% de los mayores hospitalizados. Sin embargo, el porcentaje se reduce a entre el 3% y el 15% entre los ancianos que viven con sus familias.

El 3,2% de los mayores de 65 años en España, unos 240.000, viven en residencias y en ellas es habitual un descenso del peso corporal, según los datos de un informe presentado ayer por la SEG por el Día Nacional de la Nutrición, que se celebra hoy. Los especialistas afirman que si se llega al 10% de pérdida del peso habitual en un periodo de seis meses, los ancianos tendrán mayor riesgo de mortalidad.

LOS FACTORES Ruipérez explicó que a medida que se cumplen años surgen alteraciones en la fisiología de las personas y aparecen ciertos cambios en su comportamiento natural que conllevan una merma de su capacidad física para alimentarse correctamente. "Pero la pérdida de peso nunca se justifica por la edad. Siempre suele ser un síntoma de malnutrición", aseguró el experto.

De acuerdo con el estudio, realizado en más de 3.000 ancianos de nueve comunidades autónomas, a la malnutrición contribuyen factores como las enfermedades crónicas, la dificultad para comer por problemas dentales, la pérdida de olfato y gusto, la ingesta frecuente de medicinas que interfieren la absorción de nutrientes y factores sociales como el aislamiento, la pérdida de seres queridos, la pobreza o el bajo nivel cultural.

FUENTE DE MALES La falta de apetito nunca se debe a la edad avanzada. Está asociada a depresiones, demencia, dificultad para tragar o enfermedades como el Parkinson o las cardiovasculares", insistió Ruipérez.

Además de la delgadez, la desnutrición es, según los especialistas, una fuente inagotable de males.