El miedo les sobrecogió con las manos entre los escombros, buscando a alguna de las 270 personas desaparecidas por el tsunami del lunes, y enterrando a los más de 550 muertos que fallecieron arrastrados por las olas, una cifra que sigue creciendo. Un fuerte temblor les interrumpió y les hizo temer lo peor; otro maremoto. Sin embargo, esta vez el mar no rugió y solo asustó a una población que ha sufrido tres seísmos en menos de tres meses.

El terremoto, de 6 grados en la escala abierta de Richter, sacudió el oeste de la isla de Java, justo en la misma zona afectada por el tsunami del lunes. El movimiento telúrico se sintió en la capital indonesia, Yakarta. Anoche no había constancia de que hubiera provocado muertos.

El geólogo Yusuf Surachman, de la Agencia de Meteorología y Geofísica, explicó ayer que el seísmo del lunes "es el principio de una serie de terremotos y habrá uno que será mayor de ocho grados". "Los sismos se están desplazando hacia el estrecho de Sonda. Si el epicentro se traslada al estrecho de Sonda pueden suceder dos cosas: un terremoto muy fuerte o la erupción del volcán Krakatoa", dijo el especialista. Desde el maremoto del lunes se han registrado más de 20 terremotos en la zona, muchos del réplicas del tsunami.

AYUDA DE EMERGENCIA La ayuda empezó a llegar ayer a la zona del maremoto, que dejó 382 heridos y sin casa a 38.000 personas. En contraste con la playa de Pangandarán, a 270 kilómetros al sureste de Yakarta, que hasta el lunes era uno de los centros turísticos más desarrollados de la región, la costa del distrito de Cilacap tiene aldeas de pescadores que sucumbieron bajo las olas. En este distrito, el más cercano al epicentro del seísmo que causó el maremoto, los centros de desplazados improvisados en campos de fútbol, plazas y mezquitas recibieron plásticos para cobijarse y comida.

La población, sobre todo los jóvenes, son muy críticos con la actuación del Gobierno. "El desastre se podría haber evitado con un buen sistema de alerta, pero el Gobierno no ha hecho absolutamente nada", indicó el universitario Wedi Firnadi (20 años).