El Consejo Superior de Investigaciones Científicas está desarrollando unos test rápidos, y económicamente rentables, que permitirán detectar la presencia de contaminantes químicos en alimentos y en piensos, un proyecto de investigación de alcance europeo al que se ha bautizado como "CONffIDENCE".

El objetivo es proporcionar soluciones para el seguimiento de una amplia variedad de compuestos químicos, entre ellos plaguicidas, contaminantes orgánicos persistentes, productos farmacéuticos veterinarios, antibióticos, metales pesados, toxinas del marisco o micotoxinas.

Los kits que se desarrollarán serán validados para productos como el pescado, los piensos o los vegetales y combinarán varias tecnologías, desde los test de tira más sencillos (que se emplean como las pruebas de embarazo) hasta tecnologías de bajo coste basadas en métodos de laboratorio.

El proyecto, coordinado por el RIKILT (Instituto de Seguridad Alimentaria de los Países Bajos) cuenta con la participación del CSIC, a través de los grupos de investigación de Damià Barceló y María Pilar Marco.

El grupo de Barceló, profesor de investigación en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), coordina un grupo de instituciones que trabajan en diferentes aspectos relacionados con la toxicología y el análisis de residuos de compuestos perfluorados (PFC) en alimentos.

Se quiere crear una base de datos europea sobre la situación real de los residuos de PFC en el pescado y en los productos lácteos, así como los efectos potenciales sobre la salud.

Por su parte, el equipo de Pilar Marco, investigadora del Instituto de Química Avanzada de Cataluña del CSIC centra sus investigaciones sobre la aplicación de las nuevas micro y nanotecnologías para el análisis de los antibióticos y los residuos de plaguicidas en muestras de alimentos, como por ejemplo en diferentes tipos de hortalizas y en la miel.

Los científicos de este centro han desarrollado un inmunosensor, un dispositivo capaz de detectar concentraciones muy bajas de estos residuos en muestras de alimentos.

Un simple electrodo es capaz de capturar nanopartículas magnéticas que incorporan anticuerpos y proporcionar, así, una señal electroquímica que indica si el alimento está contaminado.

La viabilidad y el potencial de esta nueva herramienta de diagnóstico para la detección rápida de muestras de alimentos contaminados es uno de los objetivos del proyecto CONffIDENCE.

Una de las principales preocupaciones de los gobiernos europeos y los consumidores es la presencia de contaminantes químicos en los alimentos, han señalado desde el CSIC.

Las autoridades reguladoras y las industrias de alimentación invierten grandes presupuestos para supervisar y controlar la seguridad de los productos alimentarios y de los piensos.

Esto se hace a menudo con métodos caros que sólo pueden detectar un producto químico específico, por lo que hay una necesidad urgente de sustituir los actuales métodos de detección por otros, más simples, económicos y rápidos y que puedan detectar en paralelo diversos contaminantes.

En el proyecto, de cuatro años de duración, participan 17 entidades de diez países europeos y se cuenta con el apoyo económico de Unión Europea y de los gobiernos nacionales.