Los máximos responsables de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid conocían que Noelia de Mingo, la médica residente que el pasado 3 de abril asesinó a tres personas e hirió a otras seis, padecía transtornos mentales.

Lo sabían, y de hecho organizaron una reunión el 31 de marzo para hablar del perfil psiquiátrico de Noelia, pero decidieron no hacer nada al respecto. La dirección de la clínica acordó no someter a la mujer, de 31 años, a ningún tipo de control.

Así lo relató ayer en un juzgado de instrucción M. A., una médica a quien Noelia hirió en el cuello.

El juez tomó declaración a otros nueve testigos. Ninguno pudo hablar con la prensa, pero el abogado de las familias de los tres asesinados, Carlos Sardinero, explicó a los periodistas que la médica herida manifestó en su declaración judicial que la detenida tuvo al menos tres bajas laborales, algunas de ellas relacionadas con "conductas extrañas" y "síntomas de ansiedad y depresión".

Esta versión contradice a la facilitada hace días por los máximos responsables de la Jiménez Díaz, que aseguraron que Noelia --médica residente de tercer año de Reumatología-- sólo estuvo de baja una vez en agosto del año pasado por "enfermedad común".