Periodista

Hace poco le veíamos contando en ´Extranjeros de sí mismos´ su peripecia en la División Azul durante la Segunda Guerra Mundial: sus amores, el frío, el asedio de la muerte. Sin sonreír, parecía que a Luis Ciges le costaba mover los labios y esbozar una sonrisa, él que provocó tantas. Secundario del cine español hasta ´El milagro de P. Tinto´, su cara lo atraviesa con una impronta indeleble. A fuerza de aparecer en las películas de Berlanga se hizo berlanguiano como pocos de los actores acompañantes del director de ´El verdugo´. En un sentido era como Woody Allen: hacía siempre de sí mismo: un tipo despistado y disparatado, casi ininteligible, casi balbuciente; tiernamente cómico.