Aún tienen la categoría de desaparecidos pero, a medida que pasan las horas, la posibilidad de que 737 náufragos sean encontrados con vida disminuye. Es el rastro que ha dejado el paso del tifón Fengshen por el archipiélago de Filipinas. A los desaparecidos en el mar hay que añadir la cifra de 229 personas muertas como consecuencia de riadas y aludes en tierra firme.

Si la muerte de los desaparecidos llegara a confirmarse, este naufragio sería la peor catástrofe marítima en Filipinas desde diciembre de 1987, cuando cerca de 4.400 personas perecieron al chocar un buque contra un petrolero. El curso de las labores de rescate de los náufragos no ayuda al optimismo. Más bien al contrario. Tras un intento frustrado de acercarse al barco por las duras condiciones meteorológicas, una patrullera de la guardia costera logró ayer acceder al buque Princess of stars poco antes de que se hundiera a tres kilómetros al suroeste de la isla de Sibuyan, en la región central.

NADIE A BORDO El portavoz de la guardia costera, el teniente Arman Balilo, que informó de que no hallaron a nadie a bordo, apuntó la posibilidad de que los náufragos hubieran sido arrastrados por la corriente a otras islas. Están estudiando el oleaje para intentar saber hacia dónde han podido ser arrastrados.

De hecho, seis de los ocupantes del barco ya fueron encontrados muertos en la costa, rodeados de chalecos salvavidas así como otros objetos procedentes del navío. Otros cuatro, todos ellos filipinos, consiguieron llegar a nado a la aldea costera de Mabini, en Sibuyan, a unos 300 kilómetros al sur de Manila, la capital del país asiático.

De su boca han salido los testimonios del naufragio: "Muchos nos echamos al mar, las olas eran muy grandes y llovía muy fuerte". Otro superviviente, Reynaldo Lanurias, explicó que, una media hora antes de que el buque escorase, la megafonía dio la alarma y algunos pasajeros empezaron a lanzarse al mar".

El barco, de la naviera Sulpicio Lines, zarpó el viernes del puerto de Manila, con destino a la isla de Cebú, a unos 600 kilómetros al sur. El jefe regional de la guardia costera, Celin Chen, explicó que el buque recibió autorización para salir poco antes de que el tifón cambiara de dirección. Cuando se cercioraron de la importancia del temporal que se avecinaba, instaron al capitán a que buscara refugio en algún puerto próximo.

Con vientos sostenidos de 120 kilómetros por hora y rachas de hasta 195, arrancó árboles y causó cortes en el suministro eléctrico en muchas zonas del área metropolitana. El tifón más fuerte de la temporada también obligó a desalojar a unas 200.000 personas en la región de Bicol.