Lo habían anunciado poetas, filósofos, escritores, guionistas de cine o culebrones e incluso Alejandro Sanz, que pedía tiritas para un "corazón partío", pero faltaba la confirmación de la ciencia. Ahora, ha llegado y, paradójicamente, lo ha hecho justo a tiempo para el día de San Valentín: el corazón se puede romper por amor.

En un estudio publicado el jueves en el New England Journal of Medicine , doctores de la Universidad John Hopkins explican que un acontecimiento trágico o estremecedor, como la muerte de un ser querido, provoca lo que han bautizado como el síndrome del corazón roto , una reacción bioquímica en la que el estrés induce a que altos niveles de hormonas circulen por la sangre, haciendo que químicos como la adrenalina aturdan temporalmente el corazón.

Aunque algunos síntomas son similares a los de un ataque al corazón --incluyendo dolores en el pecho, problemas respiratorios y fluidos en los pulmones-- la recientemente identificada condición es mucho menos letal. Además, no deja daños permanentes en los músculos cardiacos y permite la recuperación total.

Haber identificado este síndrome supone un importante avance. "Al reconocerlo, hemos salvado a mucha gente de ser sometida a operaciones de corazón innecesarias", opina el doctor Hunter Champion. Su jefe en el estudio, Ilan Wittstein, explica también que han comprobado patrones particulares en las contracciones cardiacas de los afectados por el síndrome, lo que debería permitir a los médicos diagnosticar la condición rápidamente.

Wittstein, Champion y sus colegas trataron a 19 pacientes de urgencias entre 1999 y 2003. Muchos acababan de perder a un cónyuge, un padre o un hijo, pero también había víctimas de robos y de accidentes de tráfico, y personas que habían comparecido ante un juez o que habían sido asustados con una fiesta sorpresa. Sus resonancias magnéticas demostraban que no habían sufrido ataques al corazón. Además, y a diferencia de víctimas de ataques cardiacos, las 19 personas tenían arterias sanas y también presentaban dos o tres veces más cantidad de hormonas que las víctimas de infartos. Su nivel de adrenalina era 34 veces el de una persona en condiciones normales.

Más investigación

El estudio aporta otro dato importante. La abrumadora mayoría de víctimas (18 de las 19 que han dado lugar a la identificación de la dolencia) eran mujeres, algo que puede estar vinculado a las hormonas o a una diferente conexión entre el cerebro y el corazón en los dos géneros. "Esto ratifica la necesidad de hacer más investigación con mujeres".