El pasado sábado la familia de Nasim Najafi Aghdam, una mujer de 38 años de origen iraní y residente en San Diego (California), llamó a la policía para avisar de que estaba desaparecida. El padre, Ismail Aghdam, alertó también en esa llamada de que temía que su hija fuera a la sede de Youtube porque «odiaba» a la compañía. El martes a las dos de madrugada, la familia recibió una llamada de la policía de Mountain View, la localidad californiana donde tiene su sede Google, propietaria de Youtube. Esa noche los agentes habían localizado allí a su hija durmiendo en su coche en un aparcamiento. Habían hablado con ella. Todo estaba, dijeron, «bajo control». Se equivocaron.

Menos de 12 horas después, Nasim Najafi Aghdam entraba con una pistola de 9 milímetros en la sede de Youtube en San Bruno. En un patio, a la hora de la comida, abría fuego. Y antes de quitarse la vida dejaba a un hombre y dos mujeres heridas de bala, y una cuarta persona lesionada mientras huía en el caos.

En un principio se barajó la posibilidad de que fuera un crimen pasional. «No hay pruebas de que conociera a las víctimas del tiroteo o de que persiguiera a individuos específicos», explicó la policía en un comunicado.

La policía apuntaba también ayer a otra motivación, la misma de la que su familia hablaba a la prensa: la «rabia» de Nasim Aghdam Najafi hacia prácticas y políticas de Youtube, donde tenía al menos cuatro canales, con varios miles de seguidores, en los que combinaba en inglés, farsi y turco vídeos sobre activismo en defensa de los animales, recetas veganas o ejercicio físico, algunos de los cuales acumulaban cientos de miles de visionados. Ninguno de ellos estaba ya disponible tras el tiroteo y Youtube explicó que se habían cerrado por «múltiples o graves violaciones» de sus políticas.

Muy activa en otras redes sociales y en internet, la mujer había denunciado la supuesta discriminación de la que se sentía víctima por parte de la plataforma. El 18 de marzo, por ejemplo, escribió en Instagram que Youtube estaba «relegando» sus vídeos, haciendo que tuviera menos visionados y que perdiera ingresos por publicidad. «Esta es la táctica pacífica que usan en internet para censurar y reprimir a la gente que dice la verdad y no es buena para las ganancias financieras y políticas del sistema y de los grandes negocios», denunció.

Las quejas venían de lejos. En febrero de 2017 colgó en Facebook un vídeo en el que denunció que hubieran restringido solo para mayores de edad el acceso a uno de sus vídeos de ejercicios siendo que «no tiene nada malo, nada sexual», decía.