La borrasca Kyrill se difuminó ayer en Rusia después de dejar tras de sí al menos 43 muertos en siete países y un rastro de coches aplastados, árboles caídos, tejados arrancados, vuelos suspendidos y cortes de luz en buena parte de Centroeuropa. La profunda depresión atlántica que ha logrado lo que no consiguieron ni los bombardeos aliados, paralizar todos los trenes de Alemania un día, no tiene nada que ver con un huracán. Pero sí la fuerza de las rachas de viento en zonas de alta montaña, con puntas de 225 kilómetros por hora en Suiza, 202 km/h en Alemania y 210 km/h en la República Checa.

El vendaval que han acompañado el paso de la tormenta ha tenido en estas áreas la misma intensidad que los huracanes de fuerza 3 y 4 (sobre un máximo de 5). En las zonas habitadas, tanto la velocidad del viento como sus efectos son comparables a los de los huracanes de fuerza 1 y 2.

Los trenes alemanesvuelve a funcionar

Los meteorólogos alemanes han descartado sin embargo que el fenómeno sea tan inhabitual, ni que pueda atribuirse al cambio climático. Ulrich Cubasch, profesor del Instituto de Meteorología de la Universidad Libre de Berlín, opina que "no es adecuado hablar de un signo de cambio climático" y recuerda que las tempestades Lothar, en 1999, y Jeanett, en el 2002, tuvieron magnitudes equivalentes. La primera de ellas trajo vientos de hasta 256 kilómetros por hora en Alemania.

No obstante los efectos de Kyrill han sido más extensos, con daños valorados por las compañías de seguros en 1.000 millones de euros. Uwe Kirsche, del Servicio de Meteorología Alemán, afirmó que Lothar, por ejemplo, tuvo un efecto menor ya que solo azotó el sur de Alemania, en lugar de cruzar todo el país de extremo a extremo.

Gerhard Lux, técnico del Servicio Meteorológico Alemán (DWD), mientras que es demostrable el aumento de temperaturas, "en lo que respecta a las tempestades y la velocidad del viento, aún no hemos constatado un aumento". Una visión que, según la agencia France Presse, no comparte la organización ecologista WWF, cuyo portavoz en Alemania, Jörn Ehlers, opina que "es muy probable que en el futuro tengan cada vez más a menudo fuertes tormentas como Kyrill ".

De hecho, en los últimos 20 años han barrido Europa borrascas invernales con efectos tan o más letales: en diciembre de 1989 (más de 40 muertos), enero de 1990 (más de 200 muertos en Gran Bretaña, Francia y Alemania), diciembre de 1993 (21 muertos), diciembre de 1999 (99 fallecidos en diciembre de 1999) o enero del 2005 (18).

Los esfuerzos de la policía, los bomberos y 40.000 voluntarios hicieron posible que los servicios volviesen a funcionar por la tarde. El parón en las rutas ferroviarias afectó a millones de alemanes y si bien algunos pudieron continuar sus viajes en autobuses, miles de personas tuvieron que dormir en las estaciones. La situación afectó también a los aeropuertos, como los de Francfort y Düsseldorf, donde se cancelaron o suspendieron más de 270 vuelos. Además, miles de personas quedaron sin electricidad y las escuelas cerraron. La causa de las 11 muertes fueron caídas de árboles y derrumbes de techos y tendidos eléctricos. En Berlín, el desprendimiento de dos vigas de acero en la estación central de tren obligó a cerrar el edificio y a acordonar el sector. Sin embargo, fue reabierta.

Tras un día de calma se temen inundaciones

El Reino Unido trataba ayer de reparar los graves daños dejados el jueves por el temporal, en el que perdieron la vida 10 personas. Las compañías aseguradoras reforzaron ayer sus servicios para poder atender la demanda de incontables clientes afectados. Miles de hogares seguían sin luz eléctrica, mientras los bomberos trabajaban sin descanso para despejar carreteras y vías férreas cortadas por los árboles caídos y los vehículos dañados. Los transportes fueron a lo largo de la jornada recobrando la normalidad poco a poco. El viernes amaneció tranquilo y soleado, pero el peligro no ha pasado. La Agencia del Medio Ambiente británica advirtió ayer que lo peor está por llegar y señaló 19 zonas con peligro de inundaciones.

Barco a la deriva en el

Canal de la Mancha

Francia añadió ayer una nueva víctima mortal a las dos personas que perdieron la vida el jueves a causa del viento huracanado que sopló en el norte del país. El tercer muerto también es un automovilista que sufrió el impacto de un árbol derrumbado por las fuertes rachas de viento. Durante toda la jornada prosiguieron los trabajos para remolcar hasta la costa bretona el mercante Napoli que el jueves iba a la deriva cargado, con importantes brechas en el casco. Aunque la alerta naranja fue retirada, los bomberos franceses registraron 6.000 intervenciones en los departamentos afectados. Ayer continuaban sin electricidad 12.000 de los 67.000 hogares que el viernes quedaron sin luz por una avería en el suministro. El trafico ferroviario se recuperó después de que la caída de catenarias obligara a suspender la circulación de los trenes de cercanías y también del Eurostar.

Ultimos coletazos en el Este de Europa

Si Kyrill castigó Gran Bretaña, Francia, los Países Bajos y Alemania a partir del mediodía del jueves, durante la noche del jueves al viernes sus efectos se hicieron notar especialmente en Polonia y la República Checa. En esta al menos cuatro personas murieron y un millón se quedaron sin electricidad. Al igual que las cinco de las seis víctimas mortales en Polonia, fallecieron al chocar sus coches con árboles caídos. La borrasca perdió fuerza ayer a su paso por Polonia y Rusia. En España no se dejó sentir, pero se anuncia frío a partir del lunes.