"Es el diluvio". Con esta rotundidad se expresaba ayer Aureli Roger Domènech Margalef, un empresario catalán que lleva 16 años viviendo en la República Dominicana. Al menos 21 personas murieron y más de 30 se encuentran desaparecidas por la crecida del caudal de los ríos, a causa de las fuertes lluvias provocadas por la tormenta tropical Noel .

Domènech vivió el monumental aguacero en su vivienda situada en la parte alta de Santo Domingo, en el barrio residencial del Jardín Botánico. En cambio, subraya que en las riberas de los ríos Osama e Isabella las aguas salieron de su cauce y arrastraron casas de madera y barracas.

El empresario expresó su indignación por el aviso tardío del Servicio Meteorológico. "Dieron la alerta cuando ya llovía en la isla, sin tiempo para que la gente abandonara sus casas", denunció Domènech a este diario. Los primeros pronósticos indicaban que la tormenta Noel azotaría Haití, donde causó siete muertos. Sin embargo, viró hacia la República Dominicana, con vientos de hasta 75 kilómetros por hora. La tormenta tropical llegaba anoche a Cuba, aunque algo debilitada.