Un toro jabonero de Jandilla, ganadería de Badajoz, que se volvió en el tramo de Telefónica,creó los momentos de mayor peligro en el quinto encierro de los Sanfermines, corrido en poco más de tres minutos y con mucha menos afluencia de mozos, uno de los cuales fue empitonado. Los astados de la ganadería de Mérida (Badajoz), que desde 2002 han corneado a 17 corredores en el encierro, abandonaron los corrales de Santo Domingo a las 8:00 de la mañana encabezados por dos cabestros y con otros dos cerrando la manada.

Agrupados, los toros de Jandilla hicieron este primer tramo del encierro por el centro de la calle y sin prestar apenas atención a los mozos, lo que propició una carrera rápida y sin incidentes en Santo Domingo. Al llegar a la Plaza del Ayuntamiento, era un toro castaño el que encabezaba la manada y el que condujo a gran velocidad a sus hermanos hacia la calle Mercaderes, a cuya entrada derrotó a la derecha y alcanzó a un corredor, al que al parecer propinó un puntazo en el glúteo izquierdo.

La manada, encabeza por un toro negro, llegó a la curva entre Mercaderes y Estafeta, punto habitual de caídas de los astados, pero que hoy sortearon sin dificultad y sin que atraparan a ningún corredor contra el vallado. Los primeros metros de la calle Estafeta la manada los atravesó compacta y rápida, ritmo que mantuvo durante toda la calle, lo que hizo que se sucedieran las caídas de mozos, que tuvieron sin embargo oportunidades de encontrar huecos ante los Jandilla y de correr ante las astas.

Mediada la calle Estafeta, donde se produjo un pequeño montón de corredores caídos, un toro negro que abría la manada atropelló a un mozo cuando se levantaba del suelo, mientras el jabonero los superaba por la parte izquierda. La manada llegó estirada al tramo de Telefónica, donde, mientras sus hermanos enfilaban el callejón y entraban en la plaza, el toro jabonero, de nombre "Ruidoso" y de 595 kilos, se volvió por sorpresa.

Este toro primero embistió contra el vallado derecho y después, cuando varios mozos intentaban guiarle hacia el coso, un corredor cayó ante el morlaco y durante varios segundos quedó inmovilizado mientras el animal le buscaba con las astas, aunque no llegó a empitonarle. El jabonero fue finalmente conducido por los corredores y los pastores hasta la plaza, donde los dobladores se encargaron de llevarlo a los chiqueros a punta de capote.