Si pudiera, Pere Navarro, director de la Dirección General de Tráfico (DGT), felicitaría uno a uno a los millones de conductores que el año pasado fueron prudentes al volante. No es para menos. El año recién terminado dejó en la carretera un terrorífico saldo de 3.329 muertos. Pero es la cifra más baja registrada en España en los últimos 30 años.

Nadie puede estar contento con más de 3.000 muertos sobre la mesa de trabajo.

De ahí los semblantes serios del ministro José Antonio Alonso y de la consejera de Interior, Montserrat Tura. Ambos mandatarios ofrecieron ayer sendas ruedas de prensa en Madrid y Barcelona para detallar el balance de la siniestralidad en las carreteras. Las estadísticas mostradas por los dos muestran una tendencia a la baja tanto en el número de accidentes como en el balance de fallecidos. En España los muertos se han reducido en un 5,2% en relación con el año anterior.

"Reducir el número de muertos es un éxito de todos, pero demuestra que las cosas se están haciendo bien. Que las campañas de prevención, los radares y las alcoholemias tienen un resultado positivo", insistió Navarro.

CINTURON Y CASCO Unos y otros están convencidos de que todavía hay un buen margen para que la siniestralidad en las carreteras siga bajando.

"Si reducimos la velocidad media a la que se circula en España y concienciamos a todo el mundo de que deben abrocharse el cinturón, asegurar a los menores que viajan en coche, y de que hay que llevar casco seguiremos reduciendo la cifra", insistió Navarro. Tanto los Mossos d´Esquadra en Catalunya, la Ertzaintza en el País Vasco y la Guardia Civil en el resto de España tienen previsto mantener este año sus políticas de más controles de alcoholemia, más radares móviles y más denuncias por conductas tan graves como no llevar puesto el cinturón de seguridad. "Que la gente se lo grabe en la cabeza. Llevar el cinturón de seguridad no es un capricho del guardia civil o del mosso, es que está demostrado que salva la vida de la gente. Por tanto, no llevarlo es un suicidio", insistió Navarro.

La misma reflexión podría realizarse con el casco. A pesar de las múltiples campañas de prevención que se han realizado y de que su uso en ciudades como Barcelona alcanza el 99%, el 21% de los motoristas fallecidos en las carreteras catalanas no llevaban puesto el casco.

4 MUERTOS EL PRIMER DIA Y aunque el 2005 terminó bien, Tura no pudo más que reconocer que sólo en el primer día del año cuatro personas perdieron la vida en las carreteras catalanas. "Los tres accidentes mortales tuvieron como causa incumplimientos de las normas de seguridad", apuntó la consejera.