Los requisitos mínimos para acoger el ATC, recogidos en una orden ministerial, no son excesivos y los cumplen holgadamente los dos candidatos, Ascó (Tarragona) y Yebra (Guadalajara), según fuentes de Enresa, la empresa pública que gestionará la instalación. Ninguno de ambos está en una isla, ni en un área protegida ambientalmente, ni en una zona sísmica. Tanto Yebra como Ascó han decidido ya qué terrenos ofrecerán.

Los demás criterios son más subjetivos y se basan, en primer lugar, según Pedro Marín, secretario de Estado de Industria, en el grado de aceptación social (y política). Ninguno parte con ventaja, puesto que Yebra también está acostumbrada a vivir al lado de una nuclear.

Un factor importante, pero no decisivo, sería la proximidad a una vía férrea, requisito que cumple Ascó pero no Yebra. Ello permitiría reducir los viajes por carretera. Ascó está cerca del mar, por lo que sería accesible para transportes desde el extranjero.

La propuesta catalana tiene, además, cuatro centrales a su vera (tres activas y una en proceso de desmantelamiento), mientras que la castellano-manchega solo tiene dos (una activa y una pendiente de iniciar el desmantelamiento). Por otro lado, Yebra es más céntrica, por lo que los desplazamientos desde Garoña (Burgos) o Almaraz (Cáceres) serían más cortos.