Fue su mano derecha en Cataluña y en 1996, tres años después de que el príncipe muriera, le traicionó. La policía detuvo el viernes pasado en Barcelona a Agustín González Hernández, de 80 años, acusado de haber utilizado unos poderes notariales que tenía sobre las propiedades que el príncipe saudí Saad bin Abdul Aziz al Saud poseía en Cataluña, para venderlas fraudulentamente, tras su muerte.

Los investigadores arrestaron también a la mujer y a un hijo del matrimonio, a cuyos nombres están registrados los nuevos inmuebles adquiridos en Sant Andreu de Llavaneres (Maresme) tras las millonarias ventas. Los tres quedaron en libertad con cargos tras declarar.

EL ABOGADO EGIPCIO El verano pasado, un abogado egipcio, representante de la familia real saudí, se presentó en la Jefatura Superior de la Policía de Barcelona para denunciar, en nombre de los herederos del príncipe fallecido, que los inmuebles que éste tenía en Cataluña habían sido vendidos sin el conocimiento de la familia.

El príncipe conoció a su futuro asesor en el hotel Princesa Sofía de Barcelona, en el que se alojaba, con todo su séquito, en sus idas y venidas a la Clínica Quirón, y en el que, según fuentes de la investigación, González Hernández ocupaba un cargo directivo.

Entre 1989 y 1991, el príncipe Saad, instalado felizmente en Barcelona con toda su familia, le firmó varios poderes notariales por los que autorizaba a González a hacer y deshacer con todas sus propiedades. Que no eran pocas.

En 1996, tres años después de que el príncipe muriera de cáncer, Gónzalez, según la denuncia, vendió dos de las fincas que el príncipe poseía en la avenida de Pearson de Barcelona, una de las zonas más elitistas del barrio de Pedralbes. Las escrituras de venta tasaron la primera finca en 140 millones de pesetas, y la otra en 90, aunque los investigadores están convencidos de que se pagó muchísimo más en dinero negro. "Los actuales inquilinos compraron sin saber que la venta era fraudulenta", destacó una portavoz de la policía.

Pero la joya del patrimonio del príncipe todavía estaba por vender. En diciembre del 2001, González vendió una impresionante finca de más de 1.300 hectáreas, ubicada en Santa Maria d´Oló (Bages), en cuyo interior se levantan los castillos de Rocafort y Rocabruna.

La venta se cerró en 900 millones de pesetas. Ayer, una inmobiliaria anunciaba en internet la venta, sólo del castillo de Rocafort con parte del terreno, por 8.500.000 euros (más de 1.414 millones de pesetas).

Los investigadores del Grupo de Delincuencia Económica de la policía de Barcelona calculan que el perjuicio ocasionado a los herederos del príncipe saudí se acercan a los siete millones de euros. Aunque, añaden, el valor real de todas las propiedades vendidas podría triplicarse.

Los inspectores han bloqueado cuentas con más de tres millones de euros, a nombre de la mujer y un hijo del acusado. Las investigaciones han sido coordinadas por el Juzgado de Instrucción número 12 de Barcelona, que deberá decidir ahora hasta qué punto fue legal la compra de esos inmuebles y en qué situación quedan los actuales propietarios.

EL PERFIL En 1975, el príncipe Saad bin Abdul Aziz al Saud renunció al trono de Arabia Saudí y abdicó en favor de su hermano Fahd, para convertirse en el príncipe árabe, catalán y culé de Santa Maria d´Oló (Bages). A finales de los años 70, compró sus dos primeros inmuebles y nombró apoderado a González.