Hay tres escenarios clave que las asociaciones defienden como lugares de memoria. El primero es la antigua plaza de toros de Badajoz, ahora Palacio de Congresos. En el exterior luce una escultura-homenaje cuya sombra simula una rosa para recordar que allí, entre el 14 y el 18 de agosto de 1936, se tiene constancia de 129 fusilados según las muertes inscritas, aunque los testimonios hablan de más. El segundo es el campo de concentración de Castuera, declarado Bien de Interés Cultural. El tercero, la tapia del cementerio viejo de Badajoz (donde fueron fusiladas cientos de personas en la Guerra Civil), en este caso la citada tapia fue sustituida por un muro.