Tenían que haber volado en el avión de Spanair que se estrelló el pasado miércoles en el aeropuerto de Barajas. Pero la casualidad quiso que no pudieran cogerlo porque llegaron tres minutos tarde al mostrador de facturación. Tres minutos que, seguramente, les salvaron la vida.

Almudena Méndez Sánchez y su pareja, Ertoma Bolaños Rodríguez, regresaban a Gran Canaria el día 20 después de haber pasado 10 días en Cáceres. Almudena es cacereña. "De San Marquino", puntualiza. Toda su familia, a excepción de una hermana que también vive en Canarias, reside en Cáceres y viene a verlos siempre que puede. Este verano, el viaje también tenía la justificación de que su familia conociera a su pareja. A pesar de llevar 14 años en Canarias y tener un acento claramente canario, Almudena se siente cacereña.

Habían comprado sus billetes por internet cuatro días antes del vuelo. Pero el día 20, según sus propias palabras "llegamos a facturación tres minutos tarde y ya no nos dejaron facturar. Nos dijeron que nuestras plazas se habían vendido a otros pasajeros".

Poco después, a las 14.45 horas, lo que todo el mundo sabe: el avión de Spanair con destino Las Palmas se estrellaba. 153 personas perdían la vida. Almudena y Ertoma, ambos de 26 años, tienen la sensación de que el 20 de agosto "es un nuevo cumpleaños". Tienen la sensación de haber vuelto a nacer.

Desde que se produjo el accidente, sus móviles no han dejado de sonar. Inicialmente, con llamadas de la familia y de los amigos, que querían saber si ellos iban en ese avión. Después, de medios de comunicación que se interesaban por su caso. Han sido "casi 24 horas ininterrumpidas de llamadas", cuenta Almudena. Unas imágenes de Ertoma de unos pocos segundos difundidas por televisión han hecho que mucha gente le reconozca por la calle y le pregunte si él es uno de los que iba a subir al avión.

Ahora, después de pensar una y mil veces en lo que ha pasado, "y en las personas que iban en nuestras plazas", les gustaría recuperar la normalidad. El trabajando como electricista. Ella, preparándose para entrar en el ejército.

Como el día del accidente llegaron tarde al mostrador de facturación, no tuvieron derecho a que se les asignara plaza en otro vuelo sin coste alguno, como sucede en los casos de overbooking . "Tuvimos que comprar otro billete para volar al día siguiente, a las 9.45 horas, también en un vuelo de Spanair". Lo que en otras circunstancias supone para cualquiera mal humor por un gasto imprevisto, le parece a Almudena "el dinero mejor empleado del mundo".