El Tribunal de Apelación de Brescia, cerca de Milán, dictaminó ayer que "un uso prolongado del móvil constituye concausa de tumor en el nervio trigémino", en la primera condena judicial del mundo sobre un tema frente al que la ciencia aún está dividida.

El tribunal obliga al instituto nacional de accidentes laborales (INAIL) a reconocer al ciudadano que presentó el recurso una invalidez del 80%, con pensión y atrasos. Se trata de Inocente Marcolini, de 57 años, operado de una neoplasia del nervio de la cara, a consecuencia de la que quedó inválido. Por su cargo de directivo en una empresa, durante 12 años utilizó el móvil y teléfonos inalámbricos entre cinco y seis horas por día. "Confío en que mi caso ayude al menos a elaborar normas de tutela para los consumidores y los jóvenes", declaró Marcolini al conocer el fallo.

El exdirectivo había perdido el pleito en primera instancia, porque el tribunal consideró que no existía relación entre su enfermedad y el móvil. El tribunal de apelación, al que recurrió, solicitó un nuevo informe técnico y ha sentenciado que existe "una relación, por lo menos concasual" entre el uso de los teléfonos y su invalidez.

Según el genetista Angelo Levis, de Padua, los jueces han dado crédito a un estudio del sueco Lennard Hardell.

Existe un estudio sobre el tema, denominado Interphone y realizado durante 10 años en 13 países, que sigue sin ser conocido. Según Hardell, la razón es que la memoria de los pacientes investigados no es fiable, precisamente por los daños cerebrales que sufren. "Publicar los datos tal cual no sería honrado con relación a los consumidores", explicó. Sin embargo, según datos parciales filtrados, el riesgo de sufrir un tumor en el cerebro es más alto en quienes usan el móvil con frecuencia, siempre por el mismo lado de la cabeza y por un tiempo superior a los 10 años o equivalente a 2.000 horas.

Una investigación efectuada en Israel (2008) concluyó que un uso excesivo del móvil aumentaba el riesgo de tumores en las glándulas salivares.