Hace algunos años, el director de cine José Luis Borau rescató del olvido y de su retiro de Benalmádena a Imperio Argentina, a quien muchos creían muerta. La intérprete de Nobleza baturra, y reina indiscutible del cine español de los años 30, volvió a la escena, con 80 años, gracias a la película Tata mía, en la que interpretó un papel junto a Carmen Maura.

En los últimos 10 años, Imperio, nacida en Argentina en 1910 como Magdalena Nile del Río, ha ido apareciendo esporádicamente en algunos actos sociales y nostálgicos, y nada hacía suponer la miseria en la que vivía. Hace un par de meses, a Imperio Argentina le dio una embolia y cometió el error de no morirse, destapando involuntariamente una sórdida historia de intereses que enfrenta a tres de sus cinco nietos. Motivo: la magra herencia de la abuela.

Imperio Argentina tuvo dos hijos. El primero Florián, nacido de su unión con el director Florián Rey, se suicidó cuando era joven. Y la segunda, Magdalena, sufrió toda su vida trastornos mentales. Esta hija le dio a Imperio cinco nietos.

Cuando murió su hermana, con quien Imperio había vivido toda la vida, dos de sus nietas se repartieron la tarea de cuidarla. La abuela, a cambio, les fue cediendo la propiedad de la casa y otras minucias de lo poco que le quedaba tras años viviendo de las cada vez más menguadas rentas. Ahora, otra de las nietas, que no recibió nada de la abuela, acusa a sus hermanas de hacer vivir en la indigencia a Imperio. Todos los protagonistas de esta historia, excepto la pobre anciana, son impresentables, sobre todo desde que han visto otro negocio aireando los trapos sucios en la televisión.