Ayer se vivió en Almendralejo un final de feria triunfal en lo que es la tradicional corrida de rejones. Se lidió una corrida murubeña de Flores Tassara, un punto desigual de hechuras, aceptablemente presentada en conjunto aunque adoleció de cierta sosería y falta de celo.

Con ese encierro los toreros pusieron la entrega que no tuvo el ganado, resultando brillante el espectáculo en diversas fases del mismo. Especialmente en cuanto a un Diego Ventura soberbio toda la tarde, y también respecto al joven Leonardo Hernández, éste con un lote poco favorable. Fermín Bohórquez, pulcro ciertamente, mostró más frialdad.

Para Diego Ventura, con una cuadra excepcional, la tarde comenzó bien ante el soso segundo, incluso con caballos muy nuevos, como un tordo vinoso de nombre Ordóñez, muy torero tanto en las preparaciones como en los remates, cuando daba las piruetas en un palmo de terreno.

Siguió con el castaño Nazarí, una montura que templa los toros cabalgando a dos pistas dejándolos llegar mucho, para concluir sobre el tordo en fase blanca Distinto, quien hacer honor a su nombre por cómo se va al pitón contrario. Las dos orejas daban inició a la gran tarde del sevillano Diego Ventura.

Al quinto se le dio una vuelta al ruedo protestada. Tuvo de salida buen tranco pero pronto se vino a menos. Sobre Manzanares, un bello caballo de capa isabela, llevó a cabo preparaciones a dos pistas o de costado, para cobrar dos pares al quiebro con magníficos remates, una vez por los adentros y otra con la pirueta. Subió su labor sobre el tordo Morante, un caballo muy valiente y expresivo, con algún remate en el que la grupa simulaba la muleta por cómo llevaba al toro. Otras dos orejas paseó Ventura, lo que confirmaba la alta jerarquía de este torero a caballo.

No lo tuvo fácil Leonardo Hernández pero, como rejoneador de raza que es, estuvo muy por encima de sus dos toros. Su primero fue un animal de sosa embestida que tenía querencia a chiqueros, al que buscó las vueltas, buscando siempre clavar de frente en los medios.

En banderillas sacó primero a Amatista, un castaño oscuro muy espectacular, para seguir sobre el tordo Verdi y finalmente en las cortas sobre Charope, cuando su labor subió de tono. Fue esa una faena en la que el rejoneador lo puso todo ante un astado que no le ayudó.

El sexto tuvo muy poca entrega y esperaba a la montura. Resultaba complicado y Leonardo le hizo una faena vibrante en diversas fases, especialmente cuando montó al castaño Quieto. Este rejoneador es espectacular sin por ello renunciar a la verdad de ir de frente al toro.

Abría cartel el veterano Fermín Bohórquez, quien sorteó un primer burel de poco celo y acusada mansedumbre. Esa primera fue una faena muy desigual que no tuvo calor. El cuarto era de bellas hechuras pero manseó casi de salida. Lo mejor lo hizo el jerezano sobre Nevado al clavar los pares a dos manos.