Triunfo importante de los dos Hermoso de Mendoza. Padre e hijo dieron una buena tarde de toros -también Joao Moura-, y salieron los dos a hombros en un festejo que fue a más. Lo hiceron tras cortar dos orejas a un mismo animal, Pablo al quinto toro y Guillermo al sexto, un novillo pronto y enclasado al que se le dio la vuelta al ruedo.

Y si algo se agradeció ayer fue la ausencia de alardes y todas esas cosas enardecedoras que lo que hacen es buscar el aplauso fácil, y que poco tienen que ver con el arte del rejoneo. Por contra, hubo toreo a caballo de alta escuela, finura en la monta de los tres jinetes y toreo, sí, sobre todo en los remates, cuando los tres rejoneadores llevaban a los astados cosidos a la grupa. Sin mal gusto, sin estridencias, honrando al arte de Marialba, noble portugués que pasa por ser el iniciador del rejoneo. Tambien se agradeció la duración, dos horas justas.

Moura reverdeció laureles ante el toro que abrió el festejo y repitió aquel toreo tan puro que él trajo hace más de cuarenta años. Las preparaciones toreando, el ir de frente a los toros, el quiebro en la cara y los remates llevando al astado. Eso es torear a caballo, que no es sólo clavar, cabalgada va, cabalgada viene.

Con una cuadra muy lograda, fue una lidia clásica la suya al toro que abrió el festejo, buscaba los medios para clavar, y en una ocasion lo hizo al sesgo en el tercio. Toro muy manejable pero mal con los aceros, lo que siempre ha sido la cruz de su larga carrera.

El cuarto pronto se vino a menos pero le cuajó un tercio de banderillas por encima de sus condiciones. También trataba de clavar en los medios y hubiera cortado una oreja, pero el descabello dejó en premio en vuelta al ruedo.

Soberbia la cuadra de Pablo Hermoso de Mendoza. Buena la lidia que dio al segundo de la tarde, el más soso del buen encierro. El tercio de banderillas descansó primero sobre Extraño, con el que consentia al animal y lo llevaba cosido a la grupa en los remates. Siguió sobre Dalí y llegaron en los remates las piruetas en la cara. Mal con el rejón de muerte, saludó. Faena bien planteada la del jinete navarro.

Ante el quinto Hermoso de Mendoza dio toda una lección de detreza y monta de alta escuela. Primero sobre Berlín, tuvieron enjundia los remates cabalgando a dos pistas, con el recorte por los adentros, tan clásico en él. Después, sobre Januca, caballo muy torero, llegó la pitueta en la cara tras cuartear con ajuste en los medios. A menos el de Terrón, dobló el astado tras un rejón de muerte y el de Estella paseó las dos orejas.

Siempre se mide a los hijos de los grandes toreros, a pie y a caballo, y Guillermo Hermoso de Mendoza no fue ayer una excepción. Pero hay que decir que fue una grata sorpresa.

Hubiera cortado algún trofeo de su primer novillo si lo hubiera matado bien. No fue así pero antes lo toreó con mucha solvencia. Clavó en los medios y lo hizo al estribo y de arriba a abajo. Fue a más el tercio de banderillas y sobre Ícaro llegó la emocion cuando el animal siempre daba la cara al burel.

Aún dio una mejor version ante excelente sexto. Primero sobre el castaño Disparate en el segundo tercio, quebraba en las afueras y tras ello llegaba el muy bello remate a dos pistas alternando ambos costados, muy valiente el caballo. Continuó sobre el castaño Ágora, también dejando llegar al astado. Banderillas cortas y par a dos manos muy aplaudido. Un rejón fulminante y dos orejas.

Guillermo Hermoso de Mendoza no ha tomado la alternativa pero es un torero a caballo de muy buen concepto, de elegante montar, que ayer hizo las suertes con elegancia y pureza.