Los "comentarios" sobre el celador de Olot que la dirección de La Caritat admitió el miércoles que circulaban por la residencia, si bien negó que hubieran generado "sospechas" o "alarma", no eran precisamente nimios. Joan Vila, que ha confesado haber matado a 11 ancianos del centro en los últimos 14 meses, mantenía una agría relación con su última víctima, Paquita Gironés, que incluso llegó a avisar a sus familiares y a los responsables del centro de que el auxiliar de enfermería encarcelado quería matarla.

La advertencia, que se desestimó al atribuirse a la animadversión que sentía la anciana por el cuidador, coincidió con un extraño episodio, en el que la mujer sufrió una herida en la mejilla tras un encuentro con el celador. Fuentes próximas al caso han informado de que el 19 de octubre, un día después de la detención de Joan Vila, una enfermera de La Caritat declaró a los Mossos que Paquita Gironés y el celador se odiaban mutuamente.

La superior de Vila desconocía el motivo de sus desavenencias, pero recordaba que la interna, de 85 años, había insultado en alguna ocasión al auxiliar llamándolo "marica" y afirmaba que era una mala persona.

La enfermera dijo que Gironés, una anciana con carácter, solo tenía problemas con el celador, mientras que con el resto del personal se comportaba correctamente.