Alrededor de 78.000 personas han muerto y otras 56.000 se encuentran desaparecidas, según los últimos datos difundidos hoy por la televisión oficial birmana sobre el número de víctimas causadas por el ciclón "Nargis" a su paso por Birmania el pasado día 3. Estas cifras, no obstante, siguen quedando muy lejos de las ofrecidas por la Cruz Roja, que indica que el número de fallecidos puede ser de 128.000, o la ONU, que lo sitúa en torno a 100.000. Asimismo, ambas organizaciones internacionales han subrayado que entre 1,5 y 2,5 millones de personas necesitan con toda urgencia alimentos, agua y refugio.

Nuevas lluvias torrenciales cayeron hoy en la región devastada por el "Nargis", mientras la Junta Militar birmana admite un número cada vez más elevado de muertos y niega haber confiscado cargamentos de ayuda internacional. El Departamento de Meteorología e Hidrología de Birmania informó hoy de aguaceros en las regiones de Bago, Irrawaddy, Kayin, Mon y Rangún, precisamente las zonas en las que se declaró el estado de excepción pasado día 3 a causa del "Nargis", El mal tiempo supone un inconveniente adicional para el envío de la ayuda a los damnificados, a lo que se suma la actitud reticente de las autoridades birmanas, que no conceden todos los visados que la ONU y las organizaciones humanitarias han solicitado.

La Junta Militar, que afronta sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) por sus violaciones sistemáticas de los derechos humanos, entrega los visados con cuentagotas, aunque se muestra más abierta con China, Tailandia, la India y otros gobiernos amigos de la región. Un equipo de la Unidad Médica Real de Tailandia salió de Bangkok y llegó a Rangún para atender a las víctimas.

El secretario permanente del ministerio tailandés de Sanidad Pública, Prat Boonyawongvirote, declaró que la misión entrará en el delta del río Irrawaddy, el área más devastada, y se convertirá en una unidad ambulante durante las dos semanas que durará su cometido. Las autoridades birmanas no han ofrecido nunca una cifra aproximada de personas sin techo o damnificadas, pero informan con regularidad de los muertos.

La organización no gubernamental (ONG) CARE señaló hoy que su personal en Birmania, unas 500 personas, la mayoría de ellas birmanos, está sorprendido por los pocos niños, mujeres y ancianos que han encontrado en los campamentos de acogida y en las aldeas que visita. "En una población había 500 supervivientes y todos eran adultos. Nuestros datos en los centros muestran muchos adultos, pero muy pocos niños y muy pocos ancianos", manifestó el director de CARE para Birmania, Brian Agland.

Aunque la ayuda humanitaria llega al país sin demasiados problemas, sobre todo desde el pasado fin de semana, el destino de la solidaridad internacional no está garantizado desde el momento que la Junta Militar se empeña en controlar su distribución. Cooperantes y birmanos han denunciado la presencia de artículos con banderas de otros países o con las siglas de las agencias de la ONU o de otras en los comercios y mercados de Rangún y de otras localidades. "Se tomarán acciones legales contra aquellos que se apropien, vendan, compran o hagan un uso ilícito de la asistencia", advierte hoy un mensaje en el diario estatal "La Nueva Luz de Myanmar", el que suele utilizar el régimen militar para difundir sus mensajes.

El mensaje que presenta la Junta Militar en los medios de comunicación oficiales omite los problemas y habla de damnificados atendidos, ayuda repartida, carreteras reabiertas y servicio eléctrico restablecido. "La respuesta del régimen al desastre del ciclón 'Nargis' es conocida como la peor reacción a un desastre por cualquier Estado o régimen del mundo", afirmó hoy la ONG Comisión Asiática de Derechos Humanos. "Cualquiera que sea la necesidad que las personas damnificadas afrontan, escasez de agua, de alimentos básicos o de medicinas, preocupa poco al régimen porque el único desastre que puede reconocer es la amenaza contra su propio poder", añadió.