El director turco Ferzan Ozpetek debutó en 1977 en el cine con Haman, el baño turco . En sus películas trata abiertamente las relaciones gais.

--En Tengo algo que deciros tiene un punto de partida similar al de varias de sus otras películas: un personaje revela una verdad secreta a sus seres queridos. ¿Qué le atrae de esa premisa?

--No había pensado en ello. Esta película se inspira en el caso de un amigo mío. Antes de que les confesara a sus padres que era gay, su hermano se le adelantó y confesó su propia homosexualidad, y mi amigo ya no pudo hacerlo. Para él la historia era una tragedia, y para mí era divertidísima. No sé, supongo que me fascina que todos estemos llenos de secretos y que nuestra concepción de quienes nos rodean vaya cambiando a medida que descubrimos esos secretos.

--¿Cree usted que la sexualidad sigue jugando un papel tan determinante en la distancia generacional entre padres e hijos?

--Sí, creo que en el tema de la orientación sexual se vive ahora una cerrazón mucho mayor que hace 10 o 15 años. De todos modos, la película no habla solo de la sexualidad sino sobre todo aquello que hace a los hijos distintos de sus padres y de aquello que los padres esperan de ellos. Los padres consideran a los hijos como una prolongación de sí mismos, como un brazo, y no conciben que ese brazo tenga vida propia.

El protagonista de esta historia es escritor. Las conexiones entre un escritor y un cineasta son obvias. ¿Cuánto tiene la película de autobiográfico?

--Bastante. Cuando le dije a mi padre que quería ser director su reacción fue la misma que si le hubiera dicho que quería ser acróbata. Y durante años me trató como un payaso, me miraba y se echaba a reír porque no le parecía que ser cineasta fuera un trabajo serio. Tengo dos hermanos que son ingenieros mecánicos, eso le parecía serio. Luego, un día, fue a una reunión de antiguos alumnos y uno de ellos le preguntó: "¿Tienes algo que ver con Ozpetek?". "Es mi hijo", contestó él. "Pues acaba de hacer una película fantástica". Entonces empezó a mirarme de otra forma. Un padre se preocupa de que a su hijo no le falte nada de comer, pero no de que sea feliz. Por cierto, ahora mis hermanos se dedican al cine, son productores.

--De hecho, la película parece defender que, en ocasiones, la familia en la que naces no es tan gratificante como la prole alternativa de la que llegas a rodearte.

--Yo creo mucho en la familia tradicional, pero en algunos momentos me gustaría que desapareciera de la faz de la tierra. A veces estoy con mis hermanos y me entran unos irrefrenables instintos asesinos.