Están vivos, pero no existen. Sus nombres no están inscritos en ningún registro, sobre todo en Asia. Tampoco aparecen en ninguna estadística oficial. Este es el drama anual de más de 50 millones de niños y niñas que comienzan su vida sin ninguna identidad porque nadie les inscribe al nacer. Así lo denuncia Unicef en su último informe sobre el estado mundial de la infancia, titulado Excluidos e invisibles. El informe hace hincapié en la explotación que sufren millones de menores.

La presidenta del comité español de Unicef, Consuelo Crespo Bofill, reconoció ayer que esos chavales "sin identidad social" no pueden acceder a los servicios esenciales: educación, sanidad y seguridad social.