Cenaba el sábado tranquilamente con 15 amigos italianos y españoles en un restaurante de Playa de Aro (Gerona), con unos 24.000 euros en los bolsillos, cuando Patrizio Bosti se vio rodeado, de golpe, por agentes de la Guardia Civil y de los carabinieri del comando provincial de Nápoles. No llevaba arma ni opuso resistencia. "Felicidades", les dijo, "sois muy buenos". Sabía que, por fin, le habían encontrado. Tendrá que cumplir la condena de 23 años que le impusieron en Italia por matar a dos hermanos y por pertenecer a una organización mafiosa.

Bosti, de 49 años, era el líder de la Alianza de Secondigliano, el grupo más poderoso de la Camorra napolitana, que controla varios barrios de la ciudad y se financia con el tráfico de cocaína y heroína. Bosti figuraba en la lista de los 30 fugitivos más peligrosos de Italia después de matar en 1984 a los hermanos Antonio y Gennaro Giglio en la lucha por el control de la Camorra. Ya había sido detenido hace unos años, pero fue excarcelado en el 2005 al cumplirse el plazo de prisión preventiva, situación que aprovechó para desaparecer antes de que le condenaran a esos 23 años de cárcel.

VIDA DE LUJO Bosti fue detectado por los servicios de seguridad en un vuelo de Nápoles a Barcelona a finales de julio, aunque viajaba con documentación falsa. Acompañado por varios amigos --ninguno de ellos fue detenido el sábado--, se instaló en la Costa Brava, sin saber que ya era objetivo de una operación de seguimiento por parte de la Guardia Civil y la policía italiana. Según esta, Bosti llevaba una vida de lujo en Playa de Aro: residía en un chalet de alto standing, siempre llevaba mucho dinero en efectivo y conducía un coche deportivo, un Audi R8, que cuesta unos 120.000 euros.

La Guardia Civil, sin embargo, no tiene constancia de que el mafioso tuviese residencia fija en España. Bosti fue trasladado ayer a Madrid y hoy declarará ante la Audiencia Nacional antes de ser extraditado a Italia. "Hemos recibido con una grandísima satisfacción la noticia de la prestigiosa operación de los investigadores de Nápoles, en estrecha colaboración con las fuerzas policiales españolas, que ha llevado a la detención del fugitivo Patrizio Bosti, dirigente del clan camorrista Ricciardi-Contini", se felicitaba ayer en un comunicado el ministro italiano de Defensa, Ignazio La Russa.

El clan que dirigía Bosti fue fundado en los años 80 por tres cuñados, Francesco Mallardo, Edoardo Contini y Gennaro Licciardi, casados con tres hermanas. El último, líder histórico de la Alianza, murió en 1994 en prisión y su sucesor y hermano, Vincenzo Licciardi, cayó en febrero de este año en manos de la policía al regresar de vacaciones con su familia. Solo dos meses antes, el clan había sufrido su primer gran golpe con la detención de Contini. Mallardo ya había sido detenido en el 2000 y el 2003.

JEFE DE LA ALIANZA Con todos los líderes en prisión, Bosti fue elegido para llevar las riendas de la temida Alianza de Secondigliano, que lleva el nombre de un barrio de las afueras de Nápoles y que según el libro Gomorra de Roberto Saviano es el auténtico corazón de la camorra napolitana. En los 80 y 90, eliminó a las familias rivales, los Giglio, los Misso y los Mazzarella, en una de las guerras más sangrientas en la historia de la mafia.