Aunque la mayoría tienen varios años de vida, la fiebre por formar parte de su maraña de contactos se ha disparado en España en los últimos tres meses, explica Artemi Rallo, director de la AEPD, quien recuerda que el lado oscuro del fenómeno no deja de aparecer en la prensa, "como la noticia sobre las quejas de algunos españoles porque otras les habían suplantado la identidad, creando un perfil con su nombre y burlándose de ellos".

Conscientes de que estas plataformas podían situarse "a la vanguardia de las infracciones" también dentro de nuestras fronteras, la AEPD y el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco) encargaron en abril del 2008 un informe sobre estos portales. El trabajo, un extenso compendio de los peligros de estos sitios, vio la luz hace tres semanas bajo el título Estudio sobre la privacidad de los datos personales y la seguridad de la información en las redes sociales on line .

El registro de entrada en estas páginas ya está lleno de trampas que se nutren de la inocencia y el pasotismo del usuario. Según Rallo, la AEPD tiene comprobado que "ni siquiera uno de cada 100.000 internautas se leen las condiciones de uso de una web de este tipo". No es de extrañar, por tanto, que los participantes desconozcan que todos los datos que inserten en algunas ellas pasan a ser propiedad de los gestores. Que se lo pregunten si no al grupo musical Artic Monkeys, que en el 2006 "estuvo al borde de perder los derechos sobre sus propias canciones, al haberlas alojado en una red social para darse a conocer en sus comienzos", recuerda el informe.

Una vez dentro, los riesgos tampoco es que decaigan. La imprudencia de dejar datos personales a la vista de todo el mundo --el 43% de los usuarios españoles así lo hacen; en parte, porque las webs configuran los perfiles lo más abiertos posible y dificultan cualquier filtro-- puede llevar a casos extremos como los secuestros exprés que han publicado diarios mexicanos. La delincuencia organizada utiliza las redes sociales "como fuentes de información de sus potenciales víctimas, quienes, sin imaginárselo, proporcionan demasiados datos personales", revelaban varias agencias de noticias mexicanas. En España el listón de los males no es tan alto. Ni siquiera como en EEUU, donde un juez multó a una empresa con 650 millones de euros por crear páginas falsas de Facebook "para robar contraseñas de usuarios, a los que enviaba correos basura".