El Vaticano desmintió ayer --por boca del subdirector de su oficina de prensa, Ciro Benedettini-- que Joseph Ratzinger paralizara mediante una carta en 1985, cuando estaba al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la expulsión de un cura de California (EEUU) que abusó de menores. El portavoz de la Santa Sede explicó que el entonces cardenal "no ocultó el caso, sino que hizo presente la necesidad de estudiarlo con mayor atención".

En la misiva, revelada el viernes por medios estadounidenses, Ratzinger invocaba "el bien de la Iglesia universal " para posponer su decisión sobre el asunto.

"Hay que tener presente --añadió-- que la suspensión del cargo al cura era entonces competencia del obispo local y no de la Congregación para la Doctrina de la Fe".

El viernes salieron a la luz en EEUU unas cartas entre la diócesis estadounidense de Oakland y la Santa Sede, fechadas entre 1981 y 1986, que hacen referencia al caso del religioso Stephen Kiesle, que en 1978 fue arrestado acusado de abusar de dos menores cuando vivía en el área de San Francisco (California).

Al término del juicio, el cura, cuyo caso recibió una gran cobertura mediática en la época, quedó en libertad vigilada durante tres años, periodo tras el que el obispo de Oakland de entonces, John S. Cummins, solicitó al Vaticano apartar a Kiesle del sacerdocio. La petición llegó hasta Ratzinger, quien requirió "más tiempo" para tener con esos incidentes una "muy cuidadosa consideración" y pidió al obispo Cummins que proveyera a Kiesle del "mayor cuidado paternal posible".