El Vaticano cargó ayer contra las uniones de homosexuales con una dureza sin precedentes. La Iglesia dio a conocer un documento en el que exige a los políticos católicos que se opongan a las leyes que reconozcan estas uniones por "inmorales" y "nocivas" para la sociedad. El texto ha indignado a los colectivos gays y ha provocado las críticas de los partidos laicos.

En el informe, el Vaticano dice que legalizar estas relaciones expone a los jóvenes a una concepción errónea de la sexualidad y del matrimonio. También se muestra contrario a las adopciones de niños por parte de parejas gays. Según la Santa Sede, los menores estarían sometidos a "violencias de distintos órdenes", algo "gravemente inmoral y en contradicción con los principios de la ONU para los niños".

RESPETO Y COMPASION

La Congregación para la Doctrina de la Fe, autora del escrito, y cuyo responsable es el cardenal alemán Joseph Ratzinger, asegura que la "Iglesia acoge con respeto, compasión y delicadeza" a las personas con tendencias homosexuales, pero defiende que éstas deben vivir "en la castidad".

El Vaticano argumenta que la legalización de las uniones homosexuales "acabaría de desvalorizar la institución matrimonial", ya que estas uniones no están en condiciones de asegurar adecuadamente la procreación y la supervivencia de la especie humana.

El texto subraya que no existe fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, "ni siquiera remotas", entre las uniones homosexuales y el proyecto de Dios sobre el matrimonio. "El matrimonio es santo", defiende la iglesia, para la que las relaciones homosexuales chocan con la ley moral natural.

El documento agrega que hay que "desenmascarar" el uso instrumental o ideológico que se puede hacer de la tolerancia hacia los homosexuales. Lo que hay que hacer, según el Vaticano, es afirmar "el carácter inmoral" de esas uniones y recordar al Estado que pueden poner en peligro el tejido íntegro de la moralidad pública.