La carta de un importante miembro de la curia vaticana instando a la cúpula de la Iglesia católica irlandesa a ocultar los abusos sexuales a menores cometidos por religiosos ha reabierto el doloroso escándalo en la isla. La carta, a la que ha tenido acceso la Radiotelevisión Irlandesa (RTE), está fechada en Roma en 1997 y fue firmada por el fallecido arzobispo Luciano Sotera, que era el representante diplomático en Irlanda del papa Juan Pablo II. En ella criticaba la nueva iniciativa local de "informar obligatoriamente" a las autoridades civiles de cualquier denuncia de pederastia eclesial.

"La actitud de informar obligatoriamente provoca serias reservas de naturaleza tanto moral como canónica", decía la misiva. "Los resultados pueden ser altamente embarazosos y perjudiciales para las mismas autoridades diocesanas". El arzobispo también advertía a los obispos irlandeses contra cualquier intento de aplicar castigos al margen de las leyes canónicas. El Vaticano sostiene que no trató de ocultar los casos de abusos. Ahora se defiende diciendo que la carta era el punto de vista del departamento de la Congregación del Clero, no de la Santa Sede.