Desequilibrado, aficionado a la bebida y de mal carácter. Así definen los vecinos a Matías N. M., de 72 años, el hombre que ayer hizo volar por los aires el edificio en el cual habitaba, en la barriada sevillana de Las Letanías. En la explosión murieron él y un matrimonio de avanzada edad, mientras que otras 32 personas resultaron heridas, dos de gravedad.

El siniestro ocurrió pasadas las tres de la madrugada. Fue una fuerte explosión que se oyó a más de un kilómetro a la redonda. "La onda expansiva me tiró de la cama", cuenta uno de los vecinos de un edificio colindante. "Salí a la ventana y vi a niños y otras personas saltando por las ventanas. Era impresionante".

La detonación procedía del piso de Matías N. M., contra el que pesaban varias denuncias por su mala relación con los vecinos, que había llegado a los insultos y a las amenazas. "Se quejaba de mis hijas, decía que hacían mucho ruido. Vivíamos justo encima suyo. No me importaba que se metiera conmigo o con mi mujer, pero llegó a insultar a mis hijas pequeñas", dijo el presidente de la comunidad de vecinos, Angel García.

Durante la noche, los residentes del bloque destrozado habían advertido que había rastros de gasolina en el pasillo y cerca de las puertas. En el acceso al piso del presidente de la comunidad había incluso un saco de plástico para entorpecer la huida. "Creímos que era cosa de un pirado, nunca nos imaginamos que mientras tanto esta persona manipulaba bombonas en su casa", comentó Angel.

CINCO BOMBONAS DE BUTANO

Hasta cinco bombonas de butano han sido halladas en la casa de Matías N. M., que vivía desde hacía poco más de un año en el barrio y que en 1981 fue condenado por haber asesinado a su esposa a cuchilladas. "Había mucho humo y me fui a la cocina para humedecerme la cara y beber agua. Pronto llegaron los bomberos para sacarnos. Aún no entiendo por qué había tanta agua en el suelo si no había dejado los grifos abiertos". En ese momento, Manuel Alvarez ignoraba el motivo de la explosión. El líquido en el suelo no era agua, sino la gasolina regada por su vecino.

Cuando los bomberos llegaron, se concentraron en apagar el incendio y rescatar a las personas que permanecían atrapadas en el interior del edificio. El fuego, entretanto, hizo estallar otras bombonas, pero nadie resultó herido. Poco después fue descubierto el cuerpo carbonizado de Matías N. M., y más tarde, los dos cadáveres de un matrimonio de avanzada edad que vivía en el primer piso, sobre el que se desplomó la segunda planta.

32 HERIDOS, DOS GRAVES

Hasta once ambulancias y tres UVI móviles trabajaron durante toda la madrugada para evacuar a los 32 heridos, de los que nueve continúan hospitalizados. Se teme por la vida de dos de ellos debido a las graves quemaduras que han sufrido.

Más de un centenar de personas han sido desalojadas y por el momento no pueden volver a sus viviendas. Entretanto, una grúa derriba el edificio para evitar su caída accidental.