Ella, menor y víctima con categoría de testigo protegido, entró en el juzgado de Sant Boi por la puerta principal. El, agresor e imputado, fue conducido al interior del flamante edificio judicial por el párking. Paradójicamente, a ella la acompañaba el abogado Joan Córdoba Roda, catedrático de Derecho Penal, contratado por el Gobierno de Ecuador como acusador particular, y él iba en el coche de su abogado de oficio, César Sanz.

Ella fue fotografiada y filmada en la puerta del juzgado por más de la treintena de medios, ante la estupefacción entró a cara descubierta. De él, no hubo ni una imagen en todo el día.

Este escenario se dibujó a primera hora de la mañana de ayer en los juzgados de Sant Boi donde se instruye el caso de la agresión racista a una chica ecuatoriana dentro de un vagón de los Ferrocarriles de la Generalitat. Fuentes judiciales explicaron que mientras el abogado del imputado y el del testigo que iba en el vagón habían llamado al juzgado para pedir una entrada alternativa, nadie se ocupó de que la joven no fuera vista. A mediodía, acompañantes de la víctima lamentaban que la imagen de la menor hubiera sido emitida. Fue solo uno de los números de la pista circense en la que se convirtió ayer el juzgado.