El padre de S., una niña de 11 años, parece decidido a proteger a su hija. Y quiere hacerlo aunque esa decisión implique la absolución del profesor de kárate acusado de abusar sexualmente de ella.

"No dejará que sea víctima por dos veces", explicaron fuentes judiciales que, según las charlas que mantuvieron ayer con el padre de la menor, dijeron que es muy probable que ésta no comparezca como víctima de un agresor sexual.

La niña, junto a otras tres, está citada a declarar hoy como testigo --víctima-- en el juicio que se celebra contra Francisco Castro Salazar, el que fuera su profesor de kárate en el curso 2002-2003. El juez presidente de la Sección Segunda de la Audiencia de Barcelona, Pedro Martín, volvió a desestimar ayer, en la primera jornada de la vista, la petición de que las niñas no tengan que enfrentarse visualmente con su agresor. Lo pidió la fiscal y se adhirió la acusación particular, ejercida por la letrada Lara Padilla.

Peticiones de pena altas

"El tribunal considera esencial mantener el principio de contradicción", argumentó el magistrado. "Es absolutamente indispensable --añadió-- para una adecuada formación de la convicción". El juez puntualizó que las penas solicitadas por las acusaciones --la fiscalía pide 19 años de prisión y 23 la acusación particular-- son muy altas, motivo que justifica poner en práctica todos los mecanismos que puedan aportar luz a cómo sucedieron los hechos.

El principio de contradicción es fundamental ya que permite a los jueces considerar las reacciones de acusados y víctimas cuando vuelven a encontrarse en el juicio. Estas reacciones, según los juristas, son muy importantes porque pueden aportar detalles que, a veces, son más reveladores que las palabras, sobre todo en los casos, como éste, con versiones opuestas.

"No, por Dios, jamás", espetó ayer el acusado cuando la fiscal le preguntó si había introducido su pene en la boca de la niña que, precisamente, su padre no quiere llevar hoy al juicio. "Todo es una fabulación", añadió Salazar luego, al salir de la sala.

Pero los psicólogos que han atendido a las niñas aseguran que no hay viso ninguno de fábula. "Declarar otra vez en el juicio, junto al agresor, puede suponer una agresión secundaria", aclaran fuentes judiciales que conocen los informes.

El relato del fiscal, que detalla las agresiones, es estremecedor. Besos, tocamientos, una penetración bucal e intentos de penetración anal.