Con motivo de la muerte de Katharine Hepburn, han vuelto a verse fotos y películas suyas en las que puede comprobarse que lo suyo es estilo, y no lo de Victoria Adams. Desde la joven alocada de La fiera de mi niña hasta la tranquila anciana de En el estanque dorado, la actriz vistió a los personajes que interpretó con unos atuendos que podrían ser lucidos ahora mismo sin que nadie pensara que están pasados de moda.

La actriz fallecida no era la única que se alió con los estilistas de Hollywood para que éstos se pusieran al servicio de su personalidad. Audrey Hepburn y Grace Kelly siguen siendo iconos de moda, como lo son, en plan más salvaje, Marilyn Monroe y Ava Gardner, o las ambiguas Greta Garbo y Marlene Dietrich.

Pero aquel chic ha dado paso al actual choc, y muchas celebridades, faltas de personalidad y criterio, andan presas de las excentricidades de cuatro diseñadores que les convierten en un catálogo andante, como es el caso de Beckham y señora.

Victoria Adams empezó como la posh (pija) de las Spice Girls, cuatro niñas inglesas horteras que, hasta su millonaria retirada, hicieron tanto daño a la música como a la moda. Victoria se alió con David Beckham, otro que tal, y siguió en los escenarios, a golpe de playback, hasta que las compras ocuparon su tiempo y le hicieron abandonar la canción.

Victoria dejó de ser pija para ser fashion, pero sigue sin encontrarse a sí misma. Cree que hacerse la interesante consiste en no sonreír jamás. Con menos de 30 años se ha operado hasta del hígado. Y lo peor: cuando lleva sandalias, entre tira y tira se le sale el dedo meñique del pie. Toma glamour.