La presencia, más que evidente, de agentes de la Guardia Civil en la zona de control de seguridad del aeropuerto de El Prat ayudó a agilizar ayer las esperas, que no superaron los 20 minutos en ninguna de las terminales. La Guardia Civil reforzó, como ya estaba anunciado, la presencia en los filtros de acceso, una decisión que el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, anunció el viernes. Los agentes estuvieron vigilando que los trabajadores cumplieran los servicios mínimos decretados del 90% y que no realizaran huelga de celo. De los 10 puntos de acceso que hay en el vestíbulo, se cerró uno -durante un rato fueron dos-. Los pasillos con cintas habilitados para facilitar la circulación de personas estuvieron prácticamente vacíos. «Parece un día normal», apreciaba Mattias, un usuario que ayer acompañó a una amiga al aeropuerto, a la que la compañía aérea había recomendado viajar con unas tres horas de antelación. También se encontraron las colas Montse y Jaume. «No parece muy caótico», constataron.