Un vigilante privado de unos 35 años asesinó ayer por la tarde a dos excompañeros y dejó malherida a otra vigilante en el Palacio de Telecomunicaciones de Madrid. Acto seguido, el presunto agresor se suicidó con la misma arma, una escopeta de postas. Fuentes próximas al caso explicaron que el suicida tenía problemas laborales. Sin embargo, la empresa, Orma Seguridad, aseguró que el hombre sólo trabajó con ellos un mes y que causó baja voluntaria. La firma atribuyó el suceso a un "problema personal" con las víctimas.

El suceso tuvo lugar alrededor de las seis de la tarde en el Palacio de las Comunicaciones, ubicado frente a la fuente de Cibeles. El edificio, antigua sede de Correos, está siendo reformado para albergar la nueva sede del Ayuntamiento de la capital.

El presunto agresor, Manuel Ramírez Torrecilla, llegó al edificio en su coche. Tras dejarlo mal aparcado, cogió la escopeta y disparó varias veces antes de quitarse la vida.

En la garita de entrada estaba otro vigilante, Juan Antonio Jiménez Ortega, de unos 50 años. Fuentes de la Jefatura Superior de Policía explicaron que el agente dio el alto al agresor. Pero éste le disparó en la cara y en el cuello, lo que le causó la muerte en el acto. Al escuchar el tiroteo, otros dos vigilantes, un hombre y una mujer, salieron para ver qué ocurría.

El varón, Manuel Montañés Riesco, recibió varios impactos en el abdomen. El personal de emergencias le atendió y el trasladó al Clínico, donde falleció. La mujer, Inés García, también recibió impactos en el abdomen. Anoche estaba "muy grave".

Fuentes municipales explicaron que tanto el agresor como las víctimas pertenecían a la misma empresa de vigilancia, Orma. Sus servicios fueron contratados por las constructoras que reforman el Palacio de las Telecomunicaciones, FCC y Dragados.

BAJA VOLUNTARIA Orma emitió anoche un comunicado en el que descartó que el agresor tuviera problemas laborales. Ramírez Torrecilla estuvo en nómina desde el 19 de noviembre al 27 de diciembre, día en el que se dio de baja de forma voluntaria.

Según Orma, el hombre nunca dio muestras de padecer un transtorno psicológico.

Sin embargo, el delegado del Gobierno en Madrid, Constantino Méndez, dijo que el suicida había tenido "comportamientos psicológicos raros" y sufría "manía persecutoria" de sus compañeros, a los que culpaba de sus problemas laborales.

Un periodista alemán que paseaba por esa zona comentó que escuchó "seis disparos". "Pensé que era algo relacionado con el terrorismo y busqué refugio en un portal", comentó.