TTtengo un tío, Luis Martín Buenadicha, que es concejal del PP en Cáceres. Ultimamente vive superprotegido por la Guardia Civil porque a su vecina de adosado la han hecho ministra y a la de otro adosado cercano (Leonor Martínez) la han nombrado consejera. Cuando yo era un niño, la esposa de mi tío, Carmen Lucero, empezaba a ejercer como maestra en pueblos de colonización (Palazuelo, Valdesalor) e íbamos a visitarla. Ahora, a veces, me dedico a recuperar la infancia y un ejercicio que me reconforta es, precisamente, revisitar esos pueblos.

Una tarde estuve en Vegaviana y supe que su diseño urbano franquista fue premiado por los comunistas de la URSS. En otra ocasión descubrí el encanto exterior de la antigua escuela de Rincón de Ballesteros. Me han sorprendido los murales pintados por Julián Pérez Muñoz en las iglesias de Gévora o Balboa. Pero los pueblos que más morbo me producen son Guadiana del Caudillo y Villafranco del Guadiana. El primero parece holandés con sus ciclistas y sus industrias y tiene resabios anglosajones en el nombre de su famoso salón de bodas Crístofer, pero se nota que es extremeño en cuanto entras en alguno de sus 13 bares. En cuanto a Villafranco, lo visité el sábado pasado. Tiene un bar, Tu casa, que huele que alimenta, un parque agradable junto a la carretera y se ha convertido en un emporio pacense del mueble de cocina y en un pueblo muy chic con su campo de golf y su residencial de alto standing . Aunque eso sí, no tiene el nivelazo político del de mi tío.

*Periodista