José Rodríguez Salvador, conocido popularmente como el violador del Vall d´Hebron, ya ha dicho que no quiere vivir en Cataluña. Tiene dos posibilidades: instalarse en casa de unos familiares paternos en Andalucía o aceptar la propuesta de la Conselleria de Justícia de exiliarse a la República Dominicana, tutelado por una orden religiosa, como en su día hizo otro célebre exconvicto, Francisco López Maíllo, el violador del Eixample, que murió en el 2001.

A sus 48 años, Rodríguez Salvador saldrá durante el día de hoy de prisión después de que ayer la Audiencia de Barcelona rechazara por tercera vez en pocos días la petición de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de reinterpretar la liquidación de la condena y la aplicación de los beneficios penitenciarios. De los 311 años por los que fue condenado por diversas agresiones sexuales, solo habrá vivido entre rejas 16. El caso, así lo anunció la fiscala jefa, Teresa Compte, llegará al Tribunal Supremo.

La polémica generada en torno a su libertad y la advertencia por parte de la propia fiscalía de que el exconvicto es un peligro en la calle han llevado a Salvador a manifestar a sus interlocutores de Justicia que quiere "desaparecer literalmente y largarse bien lejos", según reprodujeron ayer personas conocedoras de las negociaciones.

MATRIMONIO JUBILADO Los padres del violador del Vall d´Hebron, un matrimonio mayor de jubilados que cuida en su modesto piso de los hijos del único hermano de José Rodríguez, ya han manifestado que si el exconvicto se instala en su casa la presión mediática y social será perjudicial para los niños. La vivienda del hermano, en Nou Barris, se planteó hace meses como una buena solución, pero también se ha descartado ante el convencimiento de que se cuentan con los dedos de una mano los periodistas de esta ciudad que no conocen la dirección.

Rodríguez Salvador tiene un tío paterno que vive en Andalucía y que, ante la presión de la familia, habría aceptado tenerlo un tiempo en su casa. Pero parece que la opción más clara será la que adoptó López Maíllo hace siete años. La Generalitat le pagó los billetes de avión y una pensión mensual de 60.000 pesetas, y lo envió a un piso de Santo Domingo, tutelado por una orden religiosa. Tras un año sin generar ni un solo conflicto, según los religiosos, López Maíllo regresó muy enfermo a Cataluña para morir.

El exilio al extranjero es la opción que han elegido algunos de sus antecesores. Alejandro Martínez Singul, el segundo violador del Eixample, abandonó la cárcel en mayo con la advertencia de que tampoco se había rehabilitado. Tras una polémica estancia en casa de sus padres, en La Llagosta (Vallès Oriental), donde los vecinos llegaron a manifestarse, se refugió con su novia en Francia, de donde han regresado recientemente tras comprobar que la presión sobre él se había reducido del todo.

ULTIMO INTENTO La excarcelación de Rodríguez Salvador se produce después de que la Sección Quinta de la Audiencia de Barcelona rechazara ayer una nueva petición a contra reloj de la fiscalía para que revisara la liquidación de la condena y el violador no abandonara la prisión. El tribunal, que ha aprobado el licenciamiento insiste en que no se puede aplicar en este caso la llamada doctrina Parot (contabilizar los beneficios sobre el total de la condena).