José Rodríguez Salvador ni siquera pisó territorio catalán cuando en el transcurso del día de ayer abandonó la cárcel de Quatre Camins en coche. El vehículo se dirigió directamente a un domicilio de Andalucía en el que residen unos tíos del conocido popularmente como el violador del Vall d´Hebron. Sus padres, José y Cándida, un matrimonio de ancianos ya jubilados, le recibieron allí, resguardados de cualquier presión.

Esta casa familiar en Andalucía no será el destino definitivo de Rodríguez Salvador. Como ya avanzó ayer EL PERIODICO EXTREMADURA, el exconvicto manifestó en las últimas semanas su deseo de "desaparecer" y alejarse de la persecución mediática a la que intuía que iba a ser sometido nada más pisar la calle. Sus interlocutores de Instituciones Penitenciarias le plantearon seguir los pasos de otro conocido violador, Francisco López Maíllo, y exiliarse a la República Dominicana, al cuidado de una orden religiosa. La idea no le desagrada y, mientras decide qué hace con su vida, ha aceptado la propuesta de sus padres de intentar pasar desapercibido un tiempo en Andalucía.

Durante los 16 años que ha permanecido entre rejas --conviene no olvidar que fue condenado a 311--, Rodríguez Salvador ha recibido las periódicas visitas de sus padres y de su único hermano. El anciano matrimonio ha asumido con el dolor imaginable las atrocidades que ha protagonizado su hijo, pero no le han dejado solo ni un día.

Refugiarse en Andalucía no salvará a Rodríguez Salvador de la vigilancia policial a la que el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, anunció que se le sometería, ya que será vigilado por el Cuerpo Nacional de la Policía o la Guardia Civil. Los responsables de la Delegación del Gobierno andaluza se mostraron ayer cautos y discretos.