Tenía dinero, mucho dinero, y lo utilizaba incluso para tratar de comprar a los jueces. Pero Zakhar Kalashov, dirigente de uno de los grupos mafiosos más importantes de Rusia, ha comprobado en sus propias carnes que el dinero no siempre lo soluciona todo. El fiscal anticorrupción pide para él 11 años de cárcel.

El escrito del ministerio público español tiene aires de guión de cine. El protagonista, Kalashov, es un "ladrón de la ley". Un título que lejos de ser despectivo refleja el poder que acumuló desde el año 1980. De hecho, en el mundo criminal solo ostenta esta condición el que es "elegido en un consejo de jerarcas supremos del crimen organizado ruso a escala nacional". El proceso se denomina "coronación". Desde que Kalashov obtuvo esta categoría, su zona de influencia se extendió a la Federación Rusa.

Juego y casinos

Sus actividades se centraron en el control del juego y los casinos, el tráfico de armas, los asesinatos por encargo y el contrabando. Los ladrones de la ley practican un peculiar código de honor que les obliga a dedicar "toda su vida a una actividad profesional criminal, participar activamente en una organización de asociaciones criminales, ejercer como líderes o jueces, regular los ingresos de dinero criminal a la llamada caja común de los ladrones, gastar este ayudando a los miembros que se encuentren en prisión y adquirir armas y demás objetos de la industria criminal", según el escrito del fiscal.

Pese a ser uno de los criminales más buscados, logró esquivar la cárcel hasta el 2006, cuando fue detenido en Dubai (Emiratos Arabes) por orden del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, que previamente había desmantelado la organización que se asentó en nuestro país en el 2003 para "satisfacer el bienestar de Kalashov y convertir el dinero en bienes inmuebles".

El mafioso ruso no tenía trabajo ni patrimonio conocido. Sin embargo, dispuso de medios de vida "sobresalientes", según el fiscal. Por ejemplo, era titular de una tarjeta "elaborada con titanio" del tipo Centurión que exige gastar al año más de 200.000 euros, sin límite de crédito.

Además, la organización solucionaba a su manera sus problemas legales. Uno de los miembros, Oleg Vorontsov, era el encargado de buscar "influencia" en los jueces para tapar la responsabilidad de su jefe en el procedimiento de la Audiencia Nacional. La designación para este cargo le fue comunicada el 14 de octubre del 2006 en una conversación telefónica. "Hemos depositado la esperanza en ti, en tu talento diplomático. Al parecer de tu familia eres el menos ansioso en derramar sangre. Tienes mucha clase", se le dijo.

El grupo buscó a tres personas "muy altas, de diferentes direcciones" para intentar influir en Andreu. No lo lograron. Tampoco consiguieron doblegar al juez de vigilancia penitenciaria, a pesar de que le regalaron "iconos pequeños" porque los coleccionaba.

60 euros a la semana

En el banquillo, Kalashov se sentará junto a otras 11 personas. Todas ellas se enfrentan a un total de 80 años de prisión. Sin embargo, no serán juzgados los letrados españoles del mafioso, Jacinto Romera y José Miguel Garrido, que percibieron 156.000 euros por cuatro meses de trabajo porque desconocían que el origen del dinero era ilícito. El mafioso esperará en la cárcel la celebración del juicio. En el penal solo dispone de 60 euros semanales en su peculio, la cuenta corriente de la cárcel.