Jesús Rodríguez Martín, Jeroma , nació en Malpartida de Plasencia en 1938, por lo que su infancia transcurrió en plena posguerra, en una etapa de la vida social española en la que las penurias económicas estaban a la orden del día. Vino al mundo en el seno de una familia compuesta por sus progenitores y siete hermanos, que se veían obligados a comer pan de centeno, ya que la economía familiar no daba para comprarlo de harina de trigo. Pero por si esto fuera poco "mi madre se quedó sin padre, por lo que tuvo que hacer de padre de sus hermanos".

Esta situación general y familiar unida a que la pintura en aquellos tiempos estaba aislada y muy poco valorada", fueron las causas de que Jeroma , como firma sus obras, no pudiera dedicarse profesionalmente a la pintura, como era su gran vocación.

Sin embargo no quiso separarse del olor tan característico que desprende la pintura, y como profesión para ganarse el pan de su esposa e hijos, la de decorador y pintor de brocha gorda .

Pero Jesús Rodríguez jamás abandonó la idea de cambiar la brocha por los pinceles, que tan hábilmente maneja, cargados de realismo y poesía. Lo que ocurre es que ha tenido que esperar a su jubilación. Ha sido a partir de entonces cuando ha dado rienda suelta a su imaginación y a su creación artística, a través de más de doscientos cuadros repartidos por toda España.

Este artista autodidacta, dotado de una vocación de hierro, en la que jamás hizo mella el paso del tiempo, también le hace guiños a la escultura, y el jardín del taller donde desarrolla su labor artística es testigo de su quehacer en el campo de la modelación. En aquel espacio abierto, con vistas a la Sierra de Gredos y el Monasterio de Yuste, conviven la figura majestuosa del pavo real, con un delfín saltarín.

CREANDO ESCUELA Otro efecto colateral altamente positivo de la vocación pictórica de Jesús Rodríguez, es que ha creado escuela, ya que imparte clases en el taller de pintura de la Universidad Popular de Jaraíz de la Vera a alumnos de esta localidad y otras del entorno. La prueba más reciente la constituyen la veintena de discípulos que acaban de clausurar una muestra colectiva, compuesta por treinta y ocho cuadros. En años precedentes Jeroma tuvo su propia escuela e impartió clases a escolares de Primaria.

Jesús Rodríguez lleva a cabo con sus alumnos, lo que denomina enseñanzas prácticas, relacionadas con dibujo, acuarela, acrílico y transparencias sobre acetato o cristal. "Lo más fácil de enseñar es el óleo, debido a que permite corregir a través de distintas capas", señala.

Por último se siente orgulloso de que un hijo suyo haya hecho Bellas Artes y de que varios de sus alumnos estén estudiando ahora.